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viernes, 29 de octubre de 2010

Fibra de ébano

Miles de jóvenes y parados practican en Senegal la tradicional lucha libre, que supera ya al fútbol en aficionados, para olvidar la pobreza y convertirse en ídolos nacionales

Suenan los tambores, las mujeres cantan a coro ataviadas con sus mejores vestidos y los hechiceros invocan a los espíritus para implorarles la victoria de sus favoritos. Está anocheciendo. El combate se libra en una de las muchas aldeas de Senegal, en medio de la arena, donde un círculo delimita el ring en el que dos jóvenes atléticos exhibirán sus dotes de luchadores.
Es el inicio de una fiesta que ha reunido a decenas de vecinos de las poblaciones cercanas. La llegada de los contendientes, acompañados de una colorida comitiva con atuendos tribales, amuletos y pócimas mágicas con las que untarán sus cuerpos para tentar a la suerte, desata un verdadero alborozo. Gritos, aplausos, consignas. Una danza comunitaria sirve de precalentamiento a los colosos de ébano, que no se resisten a seguir el ritmo. 
Comienza el espectáculo. En un cuerpo a cuerpo, las musculosas anatomías, apenas cubiertas por un sencillo taparrabos, se entrelazan y serpentean, se tiñen de arena con el sudor, se duelen, hasta que una de las dos espaldas toca el suelo.
El ganador intentará derribar a los siguientes competidores. Los ánimos se calientan. Los luchadores se juegan mucho, no sólo el toro y la comida del trofeo, sino el honor de su pueblo y la esperanza de poder competir en los estadios de Dakar, la capital en la península de Cabo Verde, la meca de todos los aspirantes, el sueño de los senegaleses que quieren abandonar su poblado, olvidar la miseria, convertirse en ídolos nacionales, emular a Tyson (Mohamed Ndaw), ya retirado, espectacular luchador de dos metros de altura y 135 kilos de peso. Campeón absoluto de todos los torneos mundiales desde 1995 a 2002, Tyson, apodado así en homenaje al boxeador estadounidense, elevó este deporte a fenómeno de masas, hasta el punto de que cuenta con un periódico diario para informar de los eventos al público.
Ni que decir tiene que los combates en las canchas de Dakar se transmiten por televisión. El deporte de la lucha libre y los elevados cachés que alcanzan los ganadores en los estadios importantes -pueden cobrar en efectivo por una pelea hasta 150.000 euros-, ha despertado tanta pasión en Senegal que ya supera al fútbol en número de aficionados. Pero salir de la pobreza cuesta y la mayoría se queda en el camino cobrando unos míseros francos CFA, moneda de Senegal, en exhibiciones turísticas, como profesores en rudimentarios gimnasios o en fiestas locales. 
Las gestas de los grandes
Los orígenes ancestrales de la lucha libre ('laamb', en el dialecto wolof) se remontan a las batallas tribales en defensa del territorio y a la costumbre de las tribus de elegir a su jefe entre los más fuertes y valientes. En muchas aldeas, esta práctica rural festeja también el fin de las cosechas. Porque, en los poblados esos jóvenes soñadores entrenan diariamente durante casi todo el año, excepto cuando llega la época de las lluvias, y todos, incluidos los luchadores más avezados, han de trabajar el campo. 
Cuentan que fue un francés a quien, en la época colonial, se le ocurrió profesionalizar la lucha de los titanes negros, organizar combates en una sala de cine de su propiedad y cobrar entrada para ver el espectáculo. Sin embargo, la verdadera profesionalización comenzó en la década de los setenta, hecho que motivó el regreso a Senegal de grandes luchadores que habían salido al extranjero a perfeccionar este deporte, considerado arte por una gran mayoría de ciudadanos. Así, se crearon escuelas y comenzaron a adorar a los grandes y a cantar sus gestas, a subirlos a los altares de la fama y a convertirlos en héroes nacionales, como a Yékéni o Bombardier. Una veneración similar a la que Japón profesa a sus estrellas del sumo o los emperadores romanos a sus esclavos gladiadores. Pero el espectáculo es dinero y el dinero es capaz de transformar la esencia de los ritos más ancestrales con tal de engrosar las cifras de espectadores y, por tanto, de ganancias. Aunque se mantiene la modalidad tradicional, crece el número de adeptos de otra vertiente, la que incorpora golpes y puñetazos, morbo y sangre.
En uno de los países más pequeños y pobres de África, con 13 millones de habitantes, de los que 2,5 viven en Dakar y sus alrededores, con escasos recursos naturales y menos alfabetización, la juventud y los desempleados buscan salidas al túnel del hambre. Y han de darse prisa. En esta zona del África Occidental de donde salieron más de 24 millones de esclavos hacia Europa y América en el siglo XIX las expectativas de vida no superan los 56 años en los hombres ni los 59 en mujeres.
Fuente: Ideal.es
Texto: ISABEL F. BARBADILLO

domingo, 24 de octubre de 2010

Corazonesafricanos te da las gracias



Cuando en diciembre de 2008 abría este blog nunca imaginé tener tantos seguidores ni tantas visitas. Mi vinculación con África llegó de la mano de mi hijo Armel, nacido en Costa de Marfil, y que ha sido el motor de mi vida desde que estamos juntos. Su tierra me enamoró como lo hicieron sus gentes, sus paisajes, sus costumbres, su forma de ser. Una tracción enigmática que me obliga a regresar a tierras africanas cuando tengo oportunidad.

Un mundo totalmente distinto al europeo, un concepto de vida opuesto al nuestro, una visión diferente y muy respetable. Sin duda creo que todavía nos queda mucho por andar para entender a los africanos, y sobre todo nos queda mucho por aprender de ellos.

Tierra de ancestros, de rituales, de costumbres antiguas. Tierra de pandemias, de hambre, de penurias. Tierra de recursos, de riquezas y sobre todo de esperanza. Una esperanza que no se apaga nunca y que permite a los africanos soñar con un mundo mejor e el que no haya conflictos, no se mueran de hambre o enfermedades, y en el que no sean víctimas de la explotación, de la colonización y de la invasión.


A lo largo de estos casi 2 años de andadura este blog ha tratado de acercar un poquito más a todos sus lectores hasta tierras africanas. Se trata de que conozcamos de cerca la vida en África, sus costumbres, sus pueblos, sus problemas, su cultura, sus lugares maravillosos, sus vidas, en definitiva su forma de ser. Todo a través de artículos, reportajes, entrevistas y noticias que diariamente se pierden entre las páginas de los periódicos, revistas, publicaciones o webs y que bajo mi punto de vista vale la pena conocer y leer.

Corazonesafricanos es una modesta aportación que tan solo pretende servir al mismo tiempo de recuerdo y de referencia, de punto de encuentro para todos los que se sientan atraídos por África, ya sea por cuestiones culturales, sociales, laborales, viajeras, económicas, familiares o simplemente por curiosidad.


Muchas gracias por dedicarle unos minutos a leer este blog, muchas gracias por tu interés por África. Gracias Por no olviodarte de ese continente maravilloso y enigmático.
Gracias a ti hemos conseguido superar las 100.000 visitas. Esperemos que cada vez seamos más.


Fátima Ferreira

jueves, 21 de octubre de 2010

El frijol de la esperanza para África occidental

Científicos reunidos la semana pasada en Dakar para participar de la Quinta Conferencia Mundial del Frijol de Ojo Negro coincidieron en que el producto tiene potencial para impulsar el desarrollo económico y aliviar la pobreza en la región. 


Los participantes del encuentro, que concluyó el viernes, también subrayaron el potencial del frijol para mejorar la condición de campesinos, industriales y vendedores. La investigadora Miriam Otto, estudiante de doctorado en el Departamento de Economía Agrícola en la estadounidense Universidad Purdue, presentó un estudio sobre la venta callejera de productos en base a frijol de ojo negro en Níger y Ghana.

La investigación de Otoo se concentró en la "akara" (una torta frita hecha en base a frijol de ojo negro), también conocida como "kossai". Este alimento es hecho casi siempre por mujeres que lo venden en las calles.

Otoo recolectó información en Ghana y Níger en 2009 a través de entrevistas personales a 336 vendedoras. Los resultados del estudio indicaban que la producción de la akara es muy importante para el desarrollo económico por varias razones. Por ejemplo, la investigación concluyó que las vendedoras ganaban entre cuatro y 16 veces más del salario mínimo en Níger y Ghana respectivamente gracias a ese producto.

Las vendedoras, la mayoría sin educación formal, se servían de esos ingresos para mejorar la salud, la educación y otras necesidades básicas de sus familias. Además, generan una demanda anual de más de 1,2 millones de kilos de frijoles de ojo negro solo en Niamey, la capital nigerina, y así crean un dinámico mercado para los productores locales.

"Las vendedoras callejeras utilizan grandes cantidades de frijol de ojo negro, y sin embargo ha sido un sector grandemente ignorado por investigadores", dijo Otoo. Además, subrayó la necesidad de mejorar el acceso de estas mujeres a créditos, a espacios en los mercados y a mejores tecnologías de procesamiento para poder atender la creciente demanda de los consumidores.

"Cuando las vendedoras callejeras han accedido a créditos, ha habido un envidiable récord de éxitos en sus empresas", señaló el estudio. También indicó que, actualmente, hay muy pocos países africanos en los que grupos de la sociedad civil trabajen para brindarles préstamos a las vendedoras. El estudio por tanto recomendó la intervención del gobierno.

Aissatou Diagne Deme posee un molino que produce 800 kilogramos de harina de frijol de ojo negro al mes. "Le proveo de harina a los panaderos y a las personas que la usan para preparar alimentos para los niños", dijo la empresaria a IPS durante una visita a su negocio ubicado en el corazón de Dakar. "Tengo buenos pedidos, y me gustaría impulsar el mercado, porque hay un creciente interés en la harina de frijol de ojo negro", señaló.

Deme comenzó su negocio en su casa en 1994 con una inversión de 12.000 dólares, y ahora emplea a 52 mujeres y exporta harina a Europa. Según el Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA, por sus siglas en inglés), más de cuatro millones de toneladas de harina de frijol de ojo negro son consumidas en todo el mundo cada año, 70 por ciento de ellas en África.

Esta leguminosa, ignorada por muchos años debido a su escasa producción y promoción, regresa como el "cultivo maravilla" por su alto contenido en proteínas, su capacidad de adaptación ante el cambio climático y su uso como forraje para el ganado en África.

El Instituto de Tecnología Alimenticia en Dakar, que trabaja en colaboración con el gobierno de Senegal, está desarrollando un pan fortificado para reducir la deficiencia de proteínas entre los niños y niñas de las escuelas. El pan es fabricado con harina, frijoles de ojo negro y maní.

Pero, a pesar del renovado interés en este frijol, su oferta es aun pequeña para un uso comercial. Una de las razones es su alto costo de producción y su susceptibilidad ante insectos y enfermedades. "La cantidad de frijol de ojo negro producida en este momento es insuficiente para su consumo", dijo a IPS Christian Fatokun, del IITA.

Bussie Maziya-Dixon, otro especialista del IITA, está de acuerdo. "En cuanto a la harina de frijol de ojo negro, hemos hecho muy poco, simplemente porque no tenemos suficiente producción para crear un excedente para otros usos", señaló. "Cuando hay, no alcanza para la fabricación de productos tradicionales a los que la gente está acostumbrada", añadió. Por su parte, el investigador Larry Murdock, dijo a IPS que había una posibilidad de cultivar variedades mejoradas del frijol que ofrecieran mejores cualidades para su procesamiento en harina. "Quizás algunas variedades serían mejores para los molinos, y esto significaría además una oportunidad para los cultivadores", dijo Murdock.

lunes, 18 de octubre de 2010

De comadronas a parteras

En este país, casi la mitad de las mujeres paren en su casa. La mayoría con ayuda de comadronas sin formación profesional, que recurren a conocimientos aprendidos de las ancianas de la comunidad. Muchas de ellas usan equipos sin esterilizar, lo que puede hacer más mal que bien.

Las mujeres pobres suelen recurrir a las comadronas pues no pueden llegar hasta los servicios de salud pública porque no tienen dinero para trasladarse hasta la clínica o el hospital más cercano. Laetitia Mureshyankwano, del meridional distrito montañoso de Gisagara, tiene dos hijos. La madre de 42 años tuvo cinco partos con ayuda de comadronas y sólo sobrevivieron dos bebés.

Como ella, numerosas mujeres de zonas rurales sufren mucho cuando tienen embarazos y/o partos complicados. También temen infectarse con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), por la falta de higiene.
"Usan guantes y túnica, pero no nos sentimos seguras porque no sabemos cuán limpios están sus instrumentos", explicó Mureshyankwano. El programa de capacitación es una buena iniciativa para mejorar la salud materna en zonas alejadas, según ella.

En 2008, la mortalidad materna fue de 750 muertes cada 100.000 nacidos vivos, según Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia). El Ministerio de Salud confía en que el próximo informe, previsto para 2011, muestre una mejora de la situación.

Ruanda fue aplaudida en la Cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio, realizada en septiembre en Nueva York, por el "significativo avance" logrado con vistas a alcanzar la meta número cinco, la materna en tres cuartos, entre 1990 y 2015

Los otros objetivos apuntan a reducir la mortalidad infantil en dos tercios y a la mitad la proporción de personas que viven en la indigencia y padecen hambre, lograr la educación primaria universal y promover la igualdad de género en el mismo periodo.
También luchar contra la expansión del VIH, el paludismo y otras enfermedades, asegurar la sustentabilidad ambiental y generar una sociedad global para el desarrollo entre el Norte y el Sur.

"El gobierno aspira que no muera ninguna mujer porque no hay razones para ello", señaló Agnes Binagwaho, secretaria permanente del Ministerio de Salud.

El programa de formación de comadronas, lanzado en agosto de 2008, brinda información sobre atención básica y conocimientos de partería. La iniciativa también permite paliar la escasez de personal, en especial en zonas rurales. Ruanda tiene menos de una partera cada 10.000 personas, según fuentes oficiales.

Las comadronas que no hicieron el curso de formación tienen prohibido atender partos, pero ayudan a controlar embarazos, alientan las mujeres a realizarse chequeos periódicos y les brindan información.

El Ministerio también entregó teléfonos móviles a 432 trabajadores comunitarios, también responsables de la salud materna en los distritos. A través de ellos, las comadronas pueden denunciar casos difíciles, complicaciones y situaciones de emergencia a la clínica u hospital más cercano.

La secretaría también compró 67 ambulancias, una por cada hospital de distrito, para poder trasladar a las mujeres de localidades alejadas hasta el hospital en casos de emergencia.


Para que el programa de formación se sostenga a largo plazo es importante que las parteras reciban una remuneración que las motive a trabajar en zonas rurales, en vez de buscar trabajo en clínicas y hospitales, como ya ocurrió.

Marie Rose Mujawamariya, del distrito de Kamonyi, al sur de Kigali, participó en uno de los programas de formación de parteras. Todavía no recibe ninguna remuneración, pero espera mejorar sus ingresos gracias al curso.

Mujawamariya, quien antes negociaba el pago de su trabajo, ahora tiene previsto cobrar 10 dólares por parto debido a los conocimientos adquiridos. Antes basaba su trabajo en los conocimientos heredados de su abuela, pero ahora habla con orgullo de sus nuevas habilidades de partería como controlar la posición del feto, asegurarse de que el parto pueda ser natural y evaluar la necesidad de recurrir a un médico.

Fuente: IPS
Texto: Aimable Twahirwa

sábado, 9 de octubre de 2010

El libro "Sudáfrica" reúne poemas inspirados en el Mundial 2010

El libro 'Sudáfrica', cuyas portadas están hechas con cartones reciclados, reúne poemas de tres autores zaragozanos, tres uruguayos y tres argentinos, inspirados en el fútbol a raíz de la celebración del Mundial de Sudáfrica 2010.

El libro está editado por tres editoriales cartoneras, que utilizan el cartón para elaborar los libros, entre ellas, la aragonesa 'Cartonerita niña bonita'. Los poetas son los zaragozanos Manuel M. Forega, David Liquen y Juan Luis Saldaña; los uruguayos Diego Recoba, Gonzalo Ledesma 'Conde Patule' y Elder Silva, y los argentinos Manuel Podestá, Pablo Gracía y Ricardo Daniel Piña.

El editor de 'Cartonerita niña bonita' y uno de los poetas, David Giménez --David Liquen, según su nombre artístico-- ha explicado a Europa Press que cada libro cartonero es "único e irrepetible" puesto que cada portada, que está ilustrada con témpera, "tiene un aspecto diferente".

Según ha relatado, los libros cartoneros son una "propuesta estética, innovadora y bonita" ya que cada libro "tiene vida, puesto que ninguno es igual", y "los ves, los tocas, te llaman la atención". Además, hace accesible la publicación de obras, ya que son más baratas de editar y de comprar.

De hecho, ha señalado, los libros cartoneros surgieron en Argentina en el año 2003, con motivo de la crisis económica del 'corralito'. Las tiradas no son muy grandes y conforme van surgiendo peticiones se elaboran más. Además de la portada de cartón ilustrada, el contenido se presenta en folios maquetados y fotocopiados, algunos con ilustraciones por dentro.
En el caso de 'Sudáfrica', se trata de una "pequeña antología de poemas de fútbol" en la que nueve poetas, con motivo del Mundial de Sudáfrica, aportan su "particular visión" de este deporte, al que todos ellos son aficionados e, incluso, lo practican.
Al respecto, David Giménez ha comentado que de esta forman rompen con la idea que pueden tener algunas personas de que a los poetas no les gusta el fútbol. Precisamente, los nueve poetas pertenecen a países con una gran afición a este deporte, con equipos tuvieron un papel destacado en el mundial, si bien "cuando pusimos en marcha la idea no sabíamos que España iba a ganarlo", ha precisado el editor y poeta.

Cada autor ha mandado como máximo cinco poemas que, por ejemplo, dedican a un jugador o a rememorar cuando jugaban en la infancia. "Cada poeta le ha dado una idea", ha agregado, para precisar que el libro se va a editar en Uruguay, a través de la editorial 'La Propia Cartonera', y en Paraguay, a través de 'Yiyi Jambo'.


'CARTONERITA NIÑA BONITA'
La editorial 'Cartonerita niña bonita' se creó en 2009 y ya ha publicado siete libros, el primero de ellos 'Vladimir & estragón', del poeta Grassa Toro, ilustrado por Isidro Ferrer. Además, la semana que viene presentará otros dos, el de poesías 'La noche del armadillo', de Ana Lacarta, de Ateca (Zaragoza), y el de relatos 'A veces el silencio', de la mexicana afincada en España Elizabeth Araceli Bezares.

Los libros se pueden adquirir en las librerías de Zaragoza La Antígona y Los Portadores de Sueños y también a través de la página web de la editorial 'www.cartoneritaninabonita.comze.com'. En el caso de 'Sudáfrica' el libro puede adquirirse en la Librería Antígona al precio de cinco euros.

David Giménez se decidió a impulsar este proyecto después de haber recibido como regalo un libro cartonero y de haber visitado personalmente la editorial argentina 'Eloísa Cartonera', donde esté el origen de este tipo de publicación.

El editor de 'Cartonerita niña bonita' ha comentado que hasta el momento sus obras están teniendo buena aceptación, algo que achaca, entre otras cosas, al hecho de que el primer libro fuera de dos artistas consagrados como el poeta Grassa Toro y el diseñador gráfico e ilustrador Isidro Ferrer, con pedidos tanto de particulares como de librerías de todo España.


jueves, 7 de octubre de 2010

El país de los castillos de paja

El paisaje ejerce de hipotética frontera. A partir de la pequeña población de Natitingou, al noroeste de Benin, el terreno se va arrugando y encrespando y las manchas boscosas se transforman en una sabana jalonada por gigantescos baobabs de aspecto fantasmagórico, ceibas de voluminosos troncos, mangos preñados de gruesos frutos sonrosados, anacardos, tecas, irocos nerés, karités, higueras, largos papayos, árboles del fuego de copas incendiadas por el rojo intenso de sus flores y euforbias de varios metros de altura.

Las ramas de los tamarindos proporcionan a los escandalosos pájaros tejedores, amarillos y cabecinegros, una percha idónea donde colgar sus nidos de cestería en permanente renovación. En un plano inferior, emergiendo de los campos de cultivo, se elevan hacia el cielo las bocas de filigrana de legiones de termiteros, cuyas formas puntiagudas recuerdan las agujas de las catedrales góticas y sobre cuyas paredes se concentra tal número de nerviosos lagartos de cabeza anaranjada que trasmiten la sensación de que esas torres de color canela tostada se desplazan por el suelo agrietado y reseco.


Acaso sea el único movimiento perceptible pues a través de las ventanillas del vehículo discurre una imagen fija, un rosario permanente de casas idénticas, de aldeas gemelas. Una uniformidad realzada por un grueso manto de polvo que lo envuelve todo como esas sábanas que protegen los muebles de las casas deshabitadas. Es el país Somba, las tierras de las "gentes que caminan desnudas", una antigua etnia de guerreros que, semiaislados en las arrugas del macizo de Atakora, frontera con Togo, han mantenido sus costumbres casi intactas, por mucho que ya no vayan desnudos, hayan reemplazado sus armas por rudimentarios arados y cayados y unos pocos se desplacen en motocicleta.

Cabañas circulares
Su seña de identidad más palpable son sus viviendas llamadas tata, pequeños castillos de arena y paja que en otros tiempos les servían para defenderse de los ataques de las fieras y, sobre todo, de los cazadores de esclavos. Estas sorprendentes construcciones, cuyos muros sobrepasan los cuatro metros de altura, se siguen levantando de forma solidaria.


Los hombres de la aldea plantan los pilares de madera y las mujeres amasan la arcilla con la que se construirán las paredes de las cabañas circulares que, una vez unidas entre sí, cerrarán el conjunto confiriéndole el aspecto de una fortaleza, rodeada por los campos de cultivo. En la planta de abajo se encierra el ganado y está la cocina. Una tosca escalera permite acceder, a través de un agujero, a la terraza, donde se distribuyen las habitaciones y los graneros.

Las variaciones entre ellas son mínimas y vienen determinadas por el número de esposas que tenga el cabeza de familia, pues cada una de ellas dispone de su propia habitación y su granero, techados con una caperuza cónica de paja que, como voluminosas cabezas despeinadas, asoman superpuestas por encima de unos muros decorados con dibujos y filigranas tallados en el barro, miméticamente reproducidos en las escarificaciones que lucen en sus rostros las mujeres y niñas. Según la tradición, para elegir el lugar donde construirán su casa, los somba tiran al aire una lanza o una flecha hasta que se clava en el suelo. Si al cabo de una semana no se ha caído, ese es el lugar idóneo.


Una cosmogonía
Para ellos, las tata son algo más que una vivienda, representan toda su cosmogonía, es el lazo que los une con sus ancestros; es también su iglesia.

Junto a la única puerta de acceso siempre se encuentra el fetiche protector de la familia, embadurnado con la sangre seca y las plumas de las ofrendas, y dentro hay un pequeño altar en honor de los antepasados, cuya relevancia es tal que, si en la casa vive un anciano, este dormirá en esa primera planta, no solo porque pueda tener dificultades para subir a la terraza sino porque se considera que ese es su sitio natural, el más cercano a los espíritus con los que no tardará en encontrarse.

Frente a las tata, muchas de ellas engalanadas con las cornamentas de los animales sacrificados, se lleva a cabo una sorprendente ceremonia ancestral. Los somba, como muchos animistas, creen que la muerte no es algo natural, se debe a un descuido del muerto o a la intervención de sortilegios o fuerzas maléficas, en cuyo caso hay que descubrir la causa antes de proceder al entierro. Por ello, cuando alguien muere, tras 48 horas de espera, llevan el cadáver hasta la puerta de su casa para que los ancianos lo interroguen.

Durante todo el proceso, las miradas permanecen fijas en los cuatro hombres que sujetan a pie firme la angarilla donde reposa el cuerpo sin vida, pues si en algún momento mueven sus cabezas hacia adelante de forma acompasada, impulsados por el espíritu del muerto, según aseguran, es la señal de que hay que buscar un responsable y hacer sacrificios adicionales. Por el contrario, si ladean sus cabezas, está claro que la muerte no ha tenido un inductor maléfico.
El país Somba limita al norte, a unos 110 kilómetros de distancia de Natitingou, con un fascinante enclave natural poco conocido: el Parque Nacional de Pendjari, una superficie de 275.000 hectáreas regadas por el caprichoso cauce del río que da nombre a esta reserva de la Biosfera.

Esta mezcla de sabana y tupido bosque fluvial, perlada de lagunas naturales, en las que abundan los hipopótamos y los cocodrilos, además de acoger un sinfín de aves, es el hábitat natural de los más representativos exponentes de la fauna salvaje africana, excepto el leopardo, y no tiene nada que envidiar a los turistizados parques de Kenia o el norte de Tanzania. En la entrada sur, junto a la población de Tanguita, es recomendable acercarse a la cascada de Tanougu, un impresionante salto de agua en dos fases, en cuyas piletas, rodeadas de una vegetación exuberante, se puede hacer frente al polvo de los caminos del Pendjari.

Texto: Pedro Cases.

martes, 5 de octubre de 2010

La proximidad, el éxito de la sanidad en Ruanda

La combinación de un sistema de salud muy jerarquizado pero descentralizado, con agentes de salud voluntarios elegidos por su comunidad para ofrecer atención primaria y el uso masivo de la tecnología, ayuda a Ruanda a luchar con éxito contra las enfermedades.
Cardiopatías, diabetes y presión alta son dolencias que comienzan a diagnosticarse y tratarse en los hospitales rurales de Ruanda, una realidad que las autoridades sanitarias consideran muy positiva, dado que demuestra que las enfermedades transmisibles y más mortíferas retroceden. 

"En los últimos tiempos hemos notado el incremento de enfermedades que antes no se diagnosticaban, como las cardiopatías. No es que antes no existieran, simplemente la gente las sufría o directamente se moría, porque no podíamos curarlas dado que estábamos demasiado ocupados tratando las enfermedades transmisibles", explica Dariya Mukamusoni, directora del hospital del distrito de Bugesera.
"Ahora la demanda es mayor, el sistema de mutua de salud ha permitido dar acceso a personas que antes no venían al hospital porque no podían pagarlo", agregó la doctora Mukamusoni. 

La mutua de salud es un sistema de seguro médico por el cual todo ciudadano debe invertir una pequeña suma de sus ingresos para poder, eventualmente, tratarse de una dolencia, un fondo que se complementa con dinero público, y que ha dado acceso al sistema sanitario a centenas de miles que antes estaban excluidos.
"Cuando no existen barreras financieras, y se controlan las dolencias más mortíferas, las consultas aumentan por otro tipo de enfermedades y eso es muy positivo porque significa que el sistema funciona", señala a su vez Jorn Heldrup, responsable de África Oriental de la Alianza Mundial para la Inmunización y la Vacunación (GAVI).
Precisamente, en abril del 2009, Ruanda se convirtió en el primer país en desarrollo del mundo en incluir la vacuna contra la bacteria del neumococo (principal causante de la neumonía) en su sistema nacional de inmunización.
Esta vacuna, que tiene el potencial de salvar la vida de 6.000 niños ruandeses, fue introducida gracias a una donación de GAVI.
"La neumonía, y en general las dolencias respiratorias, son las principales enfermedades que tratamos en el hospital, unidos menores y adultos. Aunque aún es pronto para evaluar el efecto de la vacuna contra el neumococo, estamos viendo una tendencia positiva de reducción de los casos. Y tenemos que recordar que al hospital sólo llegan los casos más graves", señala la doctora Mukamusoni.
El resto de casos se tratan en los centros de salud esparcidos por el país, cuyo objetivo es atender "el 70 por ciento de las consultas a nivel comunitario", en palabras de la viceministra de Sanidad de Ruanda, Agnes Binagwaho.
Una de las normas de este "sistema de salud piramidal", como le gusta definirlo a la viceministra, es que ningún ciudadano tenga que caminar más de 5 kilómetros hasta un centro de salud.
Para evitar hacer el viaje en balde, el ministerio ha formado a 60.000 agentes de salud voluntarios -una media de tres por municipio- que están a disposición de su comunidad para ejercer la atención primaria.
Sistema descentralizado
"Es un sistema totalmente descentralizado pero en el que todos los niveles tienen un sistema de control propio y otro de supervisión superior, que permite que todo el mundo aplique los mismos programas y obtenga resultados parecidos", señala la viceministra. 

Es el caso de Pauline Mukabalisa, madre de 3 hijos, y que fue elegida por los miembros de su comunidad para ser agente de salud en el pueblo de Nyakabanda.
Los agentes de salud informan sobre defunciones, embarazos, nacimientos, casos de malnutrición, porcentajes de enfermedades, y pueden administrar medicamentos para paliar dolencias menores, así como para hacer un tratamiento de urgencia contra, por ejemplo, la malaria.
Mukabalisa no sólo trata dolencias, sino que pone especial énfasis en la prevención, clave en salud pública y mucho más en el caso de países como Ruanda "donde aún existe la propia percepción tradicional de cómo tratar la higiene y curar las enfermedades", recordó Heldrup.
"A veces es complicado, como cuando les distribuyes mosquiteras para evitar malaria, pero las personas no tienen cama donde sujetarlas; o les explicas la importancia de las letrinas y ellos dicen que eso es cosas de ricos", comenta Mukabalisa.
"Desde que yo empecé ningún niño ha muerto", afirma, orgulloso, Joseph Ngabo, agente de salud rural el municipio de Kayenzi, donde viven 87 niños menores de cinco años.
Ngabo muestra todas las hojas informativas con las que cuenta para hacer la diagnosis primaria y que explican los síntomas más visibles de cada dolencia, incluido un aparato que cuenta la respiración y que en función de la cifra de inhalaciones por minuto determinará si el paciente sufre de una dolencia respiratoria, y si es leve o grave.  En caso de que haya que trasladarlos al centro de salud y no sea posible hacerlo andando -método utilizado en la inmensa mayoría de los casos - se alquila una moto-taxi a cargo del paciente.
Ya, si el paciente sufre una dolencia severa y necesita tratamiento urgente y de más nivel, la ambulancia del hospital se trasladará hasta el centro.
"El último traslado al hospital fue en junio, de un niño que padecía complicaciones respiratorios; el anterior había sido en septiembre, de un caso que detecté de malaria", agregó Ngabo. 

Novedades
Una de las novedades que está a punto de ser implementada gracias a la ayuda de Unicef es la detección y control de todos los embarazos que hay en el país a través de la distribución de teléfonos móviles a todos los agentes de salud.
Éstos deberán registrar y hacer el seguimiento de todos los embarazos, así de las complicaciones que puedan surgir, y enviar un mensaje de texto que llegará directamente al ministerio, que se encargará de reenviarlo al centro de salud más próximo a la residencia de la paciente añadiendo una respuesta con el tratamiento a dar.
Por ahora, los agentes han obtenido el teléfono y están a la espera de recibir los cursos de formación.
"Con este sistema se superarán varias barreras: la toma de decisión por parte de las madres de visitarse o no; la distancia de los centros de salud, y la rapidez del tratamiento", explica, optimista, el doctor John Kalach, director del Hospital de Ruhengeri, donde se aplica el programa piloto de mensajes de texto.
"En mi distrito, los resultados son excepcionales: el año pasado murieron 10 mujeres embarazadas; este año sólo dos y ambas se negaron a seguir los consejos del agente de salud y parieron en casa", agregó Kalach.
El director del hospital, señala, además, que este sistema no será útil sólo para evitar y paliar enfermedades, sino que servirá para conocer más en detalle el desarrollo de la población infantil y que los datos también se podrán usar, por ejemplo, en el sistema educativo.
A pesar de éstas excelentes perspectivas la realidad a veces no se ajusta a los avances, como en el caso de Pauline Mukabalisa, que tiene que caminar varios kilómetros hasta el punto de energía donde puede cargar su teléfono.

lunes, 4 de octubre de 2010

La ONU acusa a las milicias congoleñas de violar a más de 300 civiles en cuatro días

Al menos 303 personas fueron violadas entre los pasados 30 de julio y 2 de agosto por las milicias armadas que operan en Kivu Norte, en el este de la República Democrática del Congo (RDC), según revela un informe preliminar de Naciones Unidas hecho público ahora.


"Entre las víctimas conocidas figuran 235 mujeres, 52 niñas, trece hombres y tres niños", indicó el informe de la Oficina Conjunta de Derechos Humanos sobre los abusos cometidos en trece aldeas en la región de Walikale.

El documento precisó que tres grupos armados -los Mai-Mai Cheka (unos 200 milicianos), las Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda (FDLR) y un grupo armado liberado por el militar desertor Emmanuel Nsengiyumva- participaron en el saqueo de al menos 923 viviendas y 42 tiendas y secuestraron a 116 civiles para utilizarlos en trabajos forzados.

Asimismo, lamentó que tanto el ejército como la policía congoleños mostraron "graves defectos" a la hora de impedir las violaciones en masa. Esta incapacidad "para impedir o detener los ataque se vio agravada por los subsiguientes errores de las fuerzas de la Monusco (la misión de paz de la ONU), que no recibieron ningún entrenamiento específico para proteger a los civiles y sufrieron numerosas limitaciones operativas", añadió el documento. El informe denunció que los grupos armados irrumpieron en las aldeas y, tras anunciar que estaban allí para proteger a sus habitantes, se libraron a todo tipo de abusos. Mientras violaban y saqueaban, las milicias cortaron todas las comunicaciones telefónicas y atraparon a los que intentaban huir.

Fuente: Europa Press

viernes, 1 de octubre de 2010

Poemas senegaleses en las Rías Baixas

Abdouyale Bilal Traoré nació en Dakar (Senegal) en 1968 y hace diez años decidió emigrar y fijar su residencia en Galicia tras un breve paso por Bélgica. Poco se podía imaginar cuando emprendió la aventura de dejar su país para buscar un futuro mejor que se convertiría en el primer inmigrante que publicaría un libro escrito en castellano en Galicia. Este jueves presentó en Vilagarcía su primer poemario, 'Oculto al sol'.

"Para mí escribir es una necesidad desde hace mucho tiempo. Estos poemas han salido casi de forma natural. Cuando lo siento, lo escribo. Uno de los primeros poemas de este libro lo escribí hace ya seis años, cuando supe el suficiente castellano para hacerlo", relató.
El poemario, publicado por la editorial pontevedresa 'El Taller del Poeta', recoge "mis vivencias durante estos diez años en Galicia, cosas vividas directamente aquí y también durante mis viajes, pero sin olvidar el sitio de donde vengo, porque soy senegalés y quiero que se recuerde siempre”.
Fueron sus amigos quienes le animaron a publicar sus poemas, pero este senegalés de 42 años habría seguido escribiendo poesía aunque sus textos nunca llegasen a ver la luz porque "me permiten explicarme y explicar por que me quedé a vivir en Galicia. Ahora vivo en Vilanova de Arousa (Pontevedra) y me quedé en las Rías Baixas porque es el lugar más próximos que encontré a aquel del que vengo, aquí puedes salir y hablar con la gente”.

El libro "es para mí un andar hacia el otro con el otro, que es lo mismo que decir, sin pérdida ninguna, hacia las únicas fronteras útiles, las que separan la libertad del desarraigo, que oponen la palabra viva y fraterna al silencio, que enarbolan la fraternidad frente a la xenofobia y el racismo, tristes frutos de la ignorancia", relata.

Un relato de sus vivencias

La obra de este poeta, narrador y músico africano consta de 56 poemas de temática muy diversa "porque habla de la vida y en ella pasa de todo", pero que en su mayor parte se centran en las experiencias y en la manera de cambiar el mundo que tiene a su alredor que percibió el autor durante los años de su estancia en Galicia.
Hijo de padre maliense y madre mauritana y licenciado en Letras en la Universidad Cheikh de Dakar, las circunstancias de su país y su propia inquietud llevaron a Bilal Traoré de Senegal a Gambia y después a Mauritania, país en el que permaneció dos años "haciendo de todo: llevando un taxi, vendiendo pescado, pintando casas... Fueron años duros, pero aprendí mucho", relata.
Tras regresar a Senegal abrió un taller para montar 'djembés', hasta que una organización belga le invitó a una feria sobre arte y música africana. Durante todo un año residió en la capital de Europa, hasta que el azar lo trajo a Galicia y optó por quedarse.

Su poemario cuenta todas estas vivencias, pero, especialmente, todo lo que le sucedió desde que llegó a Galicia, desde el tiempo que vivió como inmigrante indocumentado dedicado a la venta ambulante hasta que conseguió regularizar su situación y regentar un locutorio en Pontevedra.

Dedicado a la percusión y la enseñanza

Pero el arte estaba en sus venas y, una vez asentado en esta tierra, fundó el grupo de percusión africana Deggo y la Asociación Multicultural Sinfronteras. Desde entonces se dedica a dar clases de 'djembé', recitales musicales y poéticos y a escribir.
Bilal Traoré lleva años desarrollando este tipo de actividades, tanto para entidades públicas cómo personales, en diferentes localidades de Galicia. En la actualidad, compagina las clases con su actividad como músico en el grupo de afrojazz Deggo y con sus actuaciones como cuentacuentos infantil.

Este jueves decidió presentar su poemario en Vilagarcía de Arousa porque reside en Vilanova y por su vinculación con esta localidad, donde hace unos meses comenzó a impartir en el Auditorio un curso de percusión africana.

En esta nueva aventura poética está arropado por el concejal de Cultura de Vilagarcía, Xosé Castro Ratón; el editor de El Taller del Poeta, Fernando Pérez Poza; y el autor del umbral del libro, Miguel Cuña Casabellas.

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