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martes, 18 de enero de 2011

Costa de Marfil: el peligro de una fractura militar


Cuantas más noticias leo y cuanto más escucho a mis hermanos marfileños al otro lado del teléfono más entiendo como debe sentirse Laurent Gbagbo en estos momentos. Supongo que después de tantas semanas de tensión y enfrentamientos políticos la presión externa ha empezado a hacer mella y el cerco se estrecha cada vez más sobre él.

Este profesor de Historia que desembarcó en el escenario político marfileño a comienzos de los años 70 y que sufrió un encarcelamiento de dos años por activismo político, y después un exilio en Francia por fundar un partido de corte socialista, nunca debió imaginar que el país que le acogió entonces durante 8 años se volvería en su mayor pesadilla después.

De carácter tenaz y perseverante Gbagbo ha demostrado en los últimos tiempos que no teme a casi nada y que está dispuesto a seguir en su lugar cueste lo que cueste. Los resultados electorales del pasado 28 de noviembre le han colocado sin embargo en el punto de mira de la comunidad internacional y en el blanco de graves acusaciones con delitos contra los derechos humanos. “Contratación de mercedarios liberianos y angoleños, asesinatos y desapariciones, fosas comunes, maltratos en cárceles marfileñas…” son algunos de los delitos que se le achacan desde el lado contrario encabezado por su eterno rival Alassane Ouattara.


Mientras Gbagbo sigue en su lugar sin pestañear y fiel a sus ideales socialistas y nacionalistas, gracias principalmente al apoyo de sus votantes pero sobre todo al respaldo que conserva de las Fuerzas de Defensa y Seguridad (FDS) integradas por el ejército y la policía. Muchos pensamos que si ese apoyo falla, la silla en la que se sienta Ggagbo caerá sin remedio y esa caída parece que es cada vez más probable.

Los últimos incidentes en el barrio de Abobo con la muerte de 8 policías y 3 civiles y numerosos heridos, son la primera señal de esa posible caída. Lo que en principio nos pareció un enfrentamiento callejero entre los miembros de las FDS y militares rebeldes partidarios de Ouattara vestidos de civiles e infiltrados entre la población del barrio, ahora el bando de Ouattara nos quiere hacer creer otra historia. Algunos diarios marfileños se hacían eco de la versión que partidarios de Alassane se han encargado de difundir en los últimos días apartando a las Fuerzas Nuevas (FN), ejército rebelde que apoya a Ouattara, del conflicto: “todos estos enfrentamientos de Abobo y de Anyama son entre miembros de las FDS y las propias milicias extranjeras para el servicio de Laurent Gbagbo”.

¿Qué sentido tendría entonces provocar un enfrentamiento armado dentro de las propias fuerzas de seguridad del estado marfileño?. Estas declaraciones también han sido calificadas de absurdas por los partidarios de Gbagbo que aseguran que miembros de las FN han ido situándose estratégicamente a través de comandos armados en distintos barrios de Abidjan y en poblaciones cercanas a la capital. El objetivo: tomar posiciones y generar alarmismo en las calles marfileñas protagonizando violentos actos armados contra las FDS, se trata de ir eliminando poco a poco a miembros del ejército y la policía, ante la pasividad de las fuerzas de la ONU y la falta de una intervención militar externa que tanto ha demandado el propio Alassane Ouattara.

Lo que ocurrió en el sector PK18 del barrio de Abobo puede ser el comienzo de la mecha que ha comenzado a arder y que demuestra que el enfrentamiento político ha dado paso al enfrentamiento callejero, con actos violentos a modo de guerrilla urbana. Una guerrilla protagonizada por las fuerzas armadas de ambos bandos y que incluso podría extenderse a otros barrios de la ciudad de Abidjan, enmascarada entre la población civil que diariamente lucha contra esta crisis política y económica que pesa sobre Costa de Marfil. Por el momento se mantiene el toque de queda anunciado por el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas marfileñas, general Philippe Mangou, y que afecta a los barrios de Abobo y Anyama entre las 19:00h a las 06:00h. Una medida que trata de controlar los disturbios y evitar más muertes en la calle.

¿Podríamos decir que además estamos presenciando la posible fractura interna de las FDS? Un comunicado hecho público a través de la red y supuestamente firmado por militares y policías marfileños podría ser la prueba de esta nueva crisis interna. Dicho documento señala que a medida que la crisis marfileña se prolonga van surgiendo dudas y posibles excisiones dentro del ejército y de la policía. Una parte de la base militar no está tan convencida de que el respaldo a Gbagbo sea la mejor opción y por el momento se limitan a cumplir órdenes con las que muchos no están de acuerdo, pero que responden al juramento que han realizado de fidelidad a la República. El descontento y el malestar de policías y militares es cada vez mayor , mientras por su parte Alassane mueve sus hilos y poco a poco intenta que los oficiales y generales se vayan acercando a su postura.


Intervenciones policiales como la de Abobo han sido duramente criticadas por los propios militares y policías que ven como sus compañeros caen muertos en enfrentamientos callejeros innecesarios. La muerte de policías en Abobo provocó el pasado jueves un debate interno entre las FDS tratando de depurar responsabilidades sobre quien dio la orden de intervenir y por qué no fueron informados de tal misión algunos de los altos cargos de las FDS.

Pero además estas diferencias en el seno de las Fuerzas de Defensa y Seguridad se verían todavía más agravada con la posibilidad de que militares y policías no puedan cobrar sus sueldos a finales de este mes. El BCEAO (Banco Central de Estados de África del Oeste) es una de las entidades financieras más fuertes de este lado del continente y a través del cual se realiza el pago de los salarios de la mayor parte de los funcionarios marfileños. Mientras desde el Ministerio de Finanzas de Gbagbo aseguran que nada puede hacer peligrar los sueldos del funcionariado, las presiones económicas sobre el gobierno actual ponen en duda esta afirmación.

Otros documentos infiltrados por la red nos dan también una nueva pista que habrá que seguir atentamente en las próximas semanas y que se basa en las discrepancias que han comenzado a surgir entre Alassane Ouattara y Guillaume Soro (su primer ministro y ex cabecilla de las Fuerzas Nuevas). Según un documentos de los servicios secretos suizos redactado el pasado 3 de enero, la posible intervención militar para sacar a Gbagbo del poder es la cuestión que ha provocado las discrepancias entre los que por el momento son “socios” en el gobierno candidato a la presidencia marfileña. Mientras Ouattara se muestra partidario de una presión económica sobre Gbagbo para hacerle abandonar el palacio presidencial, Soro aboga por una intervención militar para acabar con el conflicto.

Soro desea una caída de Gbagbo por la fuerza o una partición del país con el fin de consolidar el control en la zona "norte" y teme además que la crisis se dilate dando tiempo a Gbagbo para cambiar por completo la situación marfileña en su favor. Por su parte, Alassane Ouattara no desea recurrir a estos métodos sino prefiere las estrategias de estrangulación financiera y de aislamiento diplomático con el fin de que Gbagbo renuncie al poder.

Según este documento: “Ouattara y Soro coinciden sin embargo en un punto: lo que sea hay que hacerlo rápidamente, porque cuanto más el tiempo pasa, más credibilidad pierde Alassane Ouattara y corre el riesgo de perder apoyos y de quedarse bloqueado en el Hotel du Golf ".

Excluida la idea del recuento de votos, y la intervención militar como última opción según el primer ministro de Kenia; Raila Odinga ahora solo queda esperar a que sobre la mesa se presente una nueva opción de diálogo que encauce las negociaciones entre ambas partes y sirva de puerta de salida de la crisis ivoriense.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es verdad que por el pasado, Gbagbo se ha revelado como uno de los opositores más empedernidos y populares de la historia marfileña. Sus tomas de posición y atrevimiento frente a Houphouêt Boigny le permitieron conseguir bastante aprecio entre parte de la población. Suscitó tanta esperanza que en el 2000, hasta los partidarios del antiguo régimen (PDCI)le dieron su voto durante el escrutinio contra el golpista Guéi.
Sin embargo, Gbagbo ha demostrado en diez años de mando que una cosa es prometer el oro y el moro, y otra, llevar las promesas a la práctica. Como bien se dice "entre dicho y hecho, hay un gran trecho". Mucha gente, al final se ha sentido engañada por el que predijo la segunda tierra prometida a los marfileños. Y la fractura en el ejército sólo es una muestra de lo que hoy se vive entre la población. ¿Quién se podía creer que Alassane ganaría en los cuarteles militares en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales 2010? Ellos que lucharon en contra de una rebelión armada de la que ADO siempre ha sido acusado de ser el padre. ¿Se habrán dado cuenta los militares de que Gbagbo siempre les ha engañado?
El tiempo nos lo dirá. Wait and see. Una cosa es clara: Gbagbo no puede haber ganado estas elecciones. Y lo sabe el propio Presidente del Consejo Constitucional, quien, a unos meses de este escrutinio, estaba haciendo campaña por su amigo. Como dice la Constitución, si hay fraude, el Consejo no proclama los resultados a favor de un candidato, sino que se fija una nueva fecha para otras elecciones. Por lo tanto, está claro que hay un fallo legal.
Por otro lado, acusa a Francia de injerencia en asuntos los marfileños. Pero cuando la misma potencia contribuye en la financiación de todas las etapas de las elecciones, entonces todo el mundo se calla. ésta es la realidad marfileña, y dudo que mucha gente siga aguantando a este señor que cree que el mundo entero se equivoca, salvo él.

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