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martes, 15 de febrero de 2011

Somalia: 20 años sin gobierno central y un conflicto que la ha destruído

Cuando se cumplen dos décadas de la caída del gobierno central de Somalia, un país en ruinas tras varias guerras civiles, conflictos religiosos y anarquía que han causado la muerte de medio millón de personas, forzado al exilio a un millón de refugiados y desplazado internamente a varios millones más.


El 26 de enero de 1991, grupos guerrilleros al mando de líderes tribales conocidos como "señores de la guerra" derrocaron a Siad Barré, el dictador pro socialista que gobernaba Somalia desde octubre de 1969, y dividieron el país en feudos en los que imperaba la ley del más fuerte.
"Las generaciones de somalíes nacidos en la era de los conflictos han perdido su futuro, adoptaron la guerra como modo de vida y perpetúan las confrontaciones mediante motivaciones religiosas, étnicas y económicas", afirma Hassan Moalim Yusuf, presidente del Centro para la Paz y los Derechos Humanos (CPHR).

Según Yusuf, los últimos veinte años han sido de "continuos conflictos y violaciones de los derechos humanos y en todo ese tiempo el mundo no ha conseguido ayudar al pueblo somalí".

"Hay niños y niñas nacidos durante la guerra y lo único que saben es la terminología y situaciones de la conflagración, entienden bien lo que es huir, matar, violar, los desplazados internos, campamentos de refugiados y otras cosas por el estilo, pero desconocen el (verdadero) significado de palabras como paz, gobierno y democracia ya que nunca las experimentaron en la práctica", añade.
La guerra civil comenzó cuando un grupo de políticos somalíes, respaldados por algunas autoridades regionales, formaron un gobierno temporal encabezado por Ali Mahdi Mohamed, un hotelero que se convirtió en "señor de la guerra" cuando su administración fue desafiada por otro líder tribal, Mohamed Farah Aideed, cuyas milicias lo derrocaron.

Ali Mahdi rechaza las aseveraciones de que fue él quien desató la prolongada guerra civil en Somalia.
"Fui elegido legalmente por los delegados de la primera conferencia de reconciliación celebrada en (el vecino) Yibuti. Aideed no estuvo en esa reunión, aun seguía combatiendo en el sur del país, y cuando se enteró de que yo había sido designado (presidente) me declaró la guerra", señala.
Según Mahdi, "si Aideed hubiera respetado mi mandato, él habría sido mi sucesor (en el poder) y Somalia no se encontraría en el estado en que está".

La confrontación entre Ali Mahdi y Aideed, cuyas milicias fueron las que expulsaron a Siad Barré de Mogadiscio, cambió el carácter del conflicto, que dejó de ser una guerra de liberación para convertirse en enfrentamientos entre clanes y hundió en la incertidumbre el futuro del pueblo somalí.
Asha Osman Ali, de 20 años y con tres hijos, nació al costado de una carretera el 28 de enero de 1991, cuando su padres huían de los combates en Mogadiscio tras el colapso del régimen de Barré.

"No he tenido suerte, nací dos días después de la caída del Gobierno y mi madre murió en el parto. Lo mismo me pasó cuando nació mi segundo hijo, lo parí al borde de un camino cuando huía de Al-Shabab", la milicia islamista actualmente en guerra con el Gobierno Federal de Transición (TFG) del país, relata Asha. La joven recalca que nunca pudo ir a la escuela y que ha vivido toda su vida en un campamento de desplazados internos.

"He crecido sin madre y mi padre, que es un maletero, nunca tuvo dinero suficiente para alquilar una casa, mucho menos para enviarnos a la escuela", agrega Asha, que murmura, "toda mi vida ha sido de tragedias, quizás hubiera sido mejor no haber nacido, pero no culpo a mis padres".

Tal como ella, millones de somalíes sobreviven, desesperados, en medio de la guerra, la anarquía y el hambre. Desde la caída del régimen dictatorial de Barré, Somalia no ha tenido un gobierno central funcional y decenas de intentos para restaurar el estado de derecho también han fracasado.


El TFG, encabezado por Sharif Sheikh Ahmed, un líder islámico moderado, sólo controla una parte de Mogadiscio con ayuda de la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM), un contingente militar de 7.000 soldados enviados por Uganda y Burundi. El Gobierno se encuentra cercado por los insurgentes de Al-Shabab, un grupo extremista vinculado a Al-Qaeda, que controla todo el sur de Somalia y el resto de la capital y quiere instalar en el país un régimen de gobierno basado en la "sharia".

Fuente: ABC

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