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viernes, 29 de mayo de 2015

Togo, un país africano con un secreto sorprendente

En Togo pasan cosas diferentes. Es el secreto de este país, desvelado aquí por un misionero diocesano de Girona , Joan Soler Ribas (Olot, 1975), que hace para Aleteia una radiografía de un país desconocido.

El Papa les acaba de alentar a luchar para que los valores auténticos no se pierdan. Y ellos, lo intentan. Desde Dapaong, en Togo, África del Oeste, Soler revela el crecimiento de la Iglesia a todos los niveles. Islam, aborto, sectas, paro, vocaciones… todo, desde el Togo.

- La Iglesia es como una hormiga, dice usted. ¿Trabajo incansable?

Creo, con sencillez, que la iglesia tiene el papel de la pequeña hormiga en este pequeño país. Trabajar incansablemente, con todos los demás, para evitar que en los momentos difíciles el país no pueda continuar adelante. Tiene un gran trabajo de pacificación.



Recordemos solo que fue Mgr. Nicodem Barrigah quien presidió la Comisión Verdad Justicia y Reconciliación, para poner nombre a todos los excesos cometidos durante el período de la dictadura.

Se hizo lo que se pudo. Y se hizo bien. Podemos estar orgullosos del trabajo realizado.

El Islam en Togo no presenta problemas.

Aquí en el Togo nos encontramos con un Islam para nada fanatizado y con un cristianismo muy dialogante, que nos ha permitido crear un verdadero espacio de relación personal e institucional. Solo para citar un ejemplo: El obispo de Dapaong y el gran Imam de Dapaong, se llaman entre ellos hermanos gemelos, de mismo padre (Dios) y de distinta madre (Uhma e Iglesia).

Participan regularmente a las oraciones y fiestas principales de cada confesión y en cada fiesta principal escriben una carta dirigida a los fieles de la otra religión. Así por Navidad el Imam nos escribe una carta y por la fiesta del Ramadán el obispo les dirige una carta. En estas cartas se anima a la unidad y a la vida en común. Son un auténtico gozo.

- En cambio, las sectas está creciendo y se aprovechan de la gente asegurando curaciones milagrosas. ¿Qué hacer ante esto?

Vivimos una explosión de nuevas sectas que mezclan cristianismo con paganismo y que están haciendo mucho daño a la gente sencilla de nuestra región. Aprovechan de su pobreza para asegurarles curaciones milagrosas, métodos para encontrar trabajo y dinero. Una auténtica vergüenza y un auténtico reto.

En el Togo, las iglesias tradicionales: Presbiterianos, Metodistas y Evangélicos, y las otras iglesias reconocidas por la Unidad de Iglesias Cristianas, nos encontramos con regularidad para rezar, organizar concierto de corales o partidos de futbol.

Vivimos con mucha libertad nuestro modo de ser cristianos. Pero estamos todos de acuerdo en que las sectas nos están hiriendo en lo más profundo, pues la gente no sabe diferenciar, y luego creen que somos todos iguales: unos mentirosos.

Pero en este mismo reto, tenemos que vigilar de no caer en excesos de imitación con los movimientos carismáticos. Unos movimientos con muchas luces: capacidad de misión, capacidad de acompañamiento personal, espíritu de servicio… Pero con algunas sombras: sectarismo, misas de curación, una oración que puede convertirse en un cierto mercadeo con Dios. Yo hago esto, tú me das esto…

- Y con el poder político, la Iglesia ha sido vista como oposición.

La iglesia siempre ha sido considerada como una cierta oposición para el partido en el poder. 

A la Iglesia no le ha temblado la voz para criticar la falta de inversión en temas esenciales como la educación y la sanidad, ni para poner negro sobre blanco la falta de transparencia en muchas decisiones políticas. 

Algunas veces esto no ha caído demasiado bien en los círculos presidenciales, y algunos obispos han sufrido un cierto menosprecio público. Con todo, la Iglesia es respetada y respetuosa. Tenemos la misión de continuar hablando delante de las injusticias, pero sabiendo que la democracia aún es muy débil, y que no podemos hacer temblar los pilares de un nuevo sistema que se está abriendo paso en el país. 

Fuente: Aleteia
Texto: Miriam Diaz Boch

sábado, 16 de mayo de 2015

El mokorotlo, símbolo de identidad en Lesotho

Si de algo hay que hablar cuando se visita a Lesotho es sobre el mokorotlo, el sombrero tradicional que hoy es símbolo de identidad de la nación basotho, como se le conoce a los habitantes de este país. Hubo una época en que solían usarlo únicamente los hombres y era exclusivo para ocasiones especiales como una visita al jefe de la comunidad. Sin embargo, la usanza se fue extendiendo y ya no es un atributo solo masculino.

Cuenta la tradición que mokorotlo se deriva de la palabra korotla ho, que significa "murmurar en voz baja". En el pasado, los hombres basotho cantaron mokorotlo cuando se preparaban para ir a la guerra. Acualmente el basotho hat (sombrero basotho) es parte inseparable de la cultura en este país de África austral, sin salida al mar, rodeado por el territorio de Sudáfrica y por no pocos identificado como el Reino de las Montañas.

Por eso no es extraño que el popular sombrero no solo vaya sobre las cabezas sino que su imagen aparezca en símbolos nacionales como la bandera, que haya motivado la arquitectura de algunos edificios o que se le vea en camisetas, logotipos o en las matrículas de los carros.

Souvenir por excelencia en estas tierras, el mokorotlo tiene forma cónica, quizá porque se inspiró en el monte Qiloane, la legendaria elevación cercana a Thaba Bosiu y donde en sus inmediaciones siglos atrás estableció su fortaleza natural Moshoeshoe I, el fundador de la nación basotho.


A propósito, dicen que fue él quien difundió el uso de la manta o frazada como abrigo, omnipresente atributo en los hombros de todo basotho que se precie.

Fuente: Prensa Latina

miércoles, 13 de mayo de 2015

La violencia preelectoral en Burundi provoca la huida de 20.000 personas a Ruanda

Más de 20.000 ciudadanos de Burundi han llegado a la vecina Ruanda en las últimas dos semanas huyendo de la violencia desencadenada por las aspiraciones del presidente del país, Pierre Nkurunziza, a prolongar su mandato, informó hoy el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). El número de muertos en los enfrentamientos registrados desde ayer entre manifestantes y la policía asciende a cinco, según fuentes de la oposición recogidas por medios locales.

Además, 157 personas han sido detenidas, indicó hoy el director general de la Policía, André Ndayambaje, quien no dio cifras de muertos ni heridos en las protestas que Burundi vive después de que Nkurunziza anunciara el sábado que volvería a presentarse a las elecciones, algo que la oposición considera ilegal. Hasta ayer y en las últimas dos semanas, un total de 20.408 burundeses han cruzado la frontera con Ruanda, según datos del ACNUR.


La ONU, junto al Gobierno de Ruanda y otros socios locales, trabaja para trasladar a 16.000 refugiados desde los que hasta ahora han sido los dos principales centros de recepción, en Bugesera y Nyanza, en el sur del país, al nuevo campamento de Mahama, en el este. El "brusco aumento" en la llegada de refugiados ha obligado a redistribuirlos desde los asentamientos en el sur de Ruanda, que se encuentran desbordados, indicó el ACNUR en un comunicado.

Desde el pasado sábado, cada día han llegado 3.000 refugiados desde el país vecino, mientras que en la semana anterior Ruanda había recibido 500 burundeses al día. Otros 4.000 burundeses han buscado asilo en la República Democrática del Congo (RDC) mientras Tanzania acoge a apenas un centenar.

En la capital de Burundi, Buyumbura, las protestas se retomaron hoy con choques entre detractores de Nkurunziza y la policía, que usó gas lacrimógeno y también dispersó a miembros de las juventudes del partido del Gobierno, conocidas como "Imbonerakure". Sobre las 15.00 horas locales (14.00 horas GMT) funcionarios judiciales se personaron en la sede de la Radio Pública Africana (RPA), una emisora independiente, para clausurarla por orden de la Fiscalía de Buyumbura, según el portal digital local "Iwacu".

Aunque todavía no existe una emergencia humanitaria en Burundi, ACNUR estima que necesitará más de once millones de dólares para atender a las 50.000 personas que podrían verse afectadas en las primeras ocho semanas de violencia. "En el peor escenario posible, 350.000 personas podrían necesitar ayuda humanitaria en los próximos seis meses", alertó ACNUR.

El flujo de refugiados comenzó semanas antes de que el gobernante Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia (CNDD-FDD) anunciara que el hutu Nkurunziza se presentaría de nuevo a las elecciones presidenciales, cuya primera ronda se celebrará en junio. El anuncio, hecho público el sábado, provocó una ola de protestas entre los partidarios de la oposición, que considera que la Constitución burundesa prohíbe las aspiraciones del presidente.

La candidatura de Nkurunziza ha suscitado el temor entre grandes sectores de la población burundesa, que apenas hace una década salió de una guerra civil (1993-2005) que hundió al país y todavía afecta a la sociedad. Tras su independencia de Bélgica en 1962, Burundi ha vivido dos sucesos calificados como genocidios: la masacre de hutus por el Ejército dominado por tutsis en 1972, y el asesinato masivo de tutsis por hutus en 1993. Ahora, son miembros de la oposición y familias tutsis los que han comenzado a dejar el país, ante las informaciones que apuntan a la distribución de armas a las Imbonerakure.

Fuente: LaVanguardia

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