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martes, 22 de marzo de 2016

Audrey Iteriteka, la “Beyoncé de Burundi”

Audrey Iteriteka es una estudiante de Burundi, país africano que se encuentra cerca de Ruanda y Tanzania, y posee una voz tan impresionante que fue  catalogada como la “Beyoncé de Burundi”. La joven de 18 años versionó “Halo” de Beyoncé frente a sus compañeros de colegio, quienes la grabaron y subieron el video a la red.

Lo que no se imaginaba Audrey era que su talento sería apreciado por millones de personas, convirtiéndola en un fenómeno musical. Su video, subido originalmente en Facbook, fue compartido por casi todas las celebridades locales y ahora se extendió al resto del mundo.


Actualmente, la joven estudia literatura moderna en el Lycée Sainte Therese Gitega, y canta en sus momentos libres, sin esperar a convertirse en famosa. Aunque ya intentan contratarla como cantante. Tras la repercusión, Audrey dijo : “Me causa felicidad y sorpresa al mismo tiempo”.

Además de “Halo“, la talentosa muchacha versionó “Without You”, de Mariah Carey.

Fuente: Exitoina

viernes, 18 de marzo de 2016

Mad Max, o cómo destruir el desierto de Namibia con una película



La película Mad Max se llevó más Oscars que nadie... aunque ninguno de los que de verdad importan. Y, de paso, la noche de premios de esta edición sirvió para reverdecer un asunto que ya dio que hablar en su día : la espectacularidad de la película de George Miller tuvo un alto coste medioambiental. 

En su día, el gobierno de Namibia se mostró encantado cuando el director eligió filmar la secuela distópica en su país. La película aportó 27 millones de dólares a la economía del país, dio empleo a 900 locales y pagó en impuestos 150 millones de dólares namibios. Pero también acarreó otra consecuencia mucho menos positiva. La devastación de uno de los desiertos más antiguos del mundo.

En 2012, debido a las lluvias que convirtieron Australia en un lugar inusitadamente verde, el equipo de Mad Max tuvo que trasladar el rodaje a Namibia. Parece que el verde no es el color más indicado para rodar una película sobre un futuro post-apocalíptica.


El rodaje tuvo lugar en el desierto de Namiba, el más antiguo del mundo —se calcula que tiene de 50 a 80 millones de años—, que se extiende desde el norte de Sudáfrica hasta Angola. Pese a ser un desierto, Namib cuenta con un ecosistema muy frágil compuesto en su mayoría por pequeños reptiles y peculiares especies vegetales.

Ahora, los locales y ambientalistas acusan al equipo de Mad Max de haber causado un daño irreparable en estas zonas tan sensibles del ecosistema del país africano. Tomy Collard, uno de los guías turísticos que trabajan en la zona, denunció que el equipo de la película había rodado en una zona muy sensible del cinturón de dunas del parque.

También fueron acusados de dejar huellas de neumáticos en algunas de las partes vírgenes del parque. Estas zonas reciben menos de la mitad de una pulgada de lluvia al año, por lo que la vida animal y vegetal depende de la humedad que llega desde el océano. Las huellas de estos neumáticos pueden tardar décadas en desaparecer. "Lo que es peor es que el equipo de la película trató de eliminar las marcas que dejaron arrastrando redes sobre las huellas, y con esto arrancaron plantas únicas", declaraba el guía Tommy Collard a AFP. "No se puede rehabilitar el paisaje del desierto de Namibia”, denunciaba.

En 2013 ya se filtró el borrador de un informe ambiental independiente que corroboraba que las zonas sensibles habían sido dañadas. El informe destacaba que la consulta pública previa a la aprobación del rodaje también había sido insuficiente. Uno de los investigadores del informe, Joh Henschel, incidía en que el permiso para rodar Mad Max fue concedido antes de que entrara en vigor la nueva legislación ambiental.

Por su parte, el equipo de la película contrató un equipo científico especial para afrontar la situación. Pero no fue suficiente. Henschel añade que “ellos hacen lo que pueden bajo estas circunstancias, pero es cierto que no se puede rehacer el daño causado al medio ambiente y también a su reputación”. Sin embargo, la Comisión de Cine de Namibia ha negado airadamente y en más de una ocasión cualquier problema con el rodaje, publicando un anuncio de página completa en un periódico local anunciando que concedieron a Mad Max: Fury Road un "certificado de limpieza”.


La secretaria de la comisión ejecutiva del gobierno de Namibia, Florence Haifene, dijo que se habían cumplido todos los requerimientos medioambientales. “No queremos una mala imagen de nuestro país, especialmente cuando las alegaciones no se han verificado”.

Mad Max consiguió seis premios Oscar hace solo unas semanas.Pero le damos un suspenso en ecología.

Fuente:Playground Noticias
Texto: Silvia Laboreo

martes, 15 de marzo de 2016

La primera mujer negra enóloga, emprende en Sudáfrica


"¿Qué es el vino? ¿Es una sidra o qué? Odié el primer sorbo".  Esa fue la primera reacción de Ntsiki Biyela tras haber ganado una beca para estudiar la elaboración del vino en 1998.

Ahora ella es una premiada viticultora y enóloga residente en la bodega Stellekaya en Stellenbosch, al este de Ciudad del Cabo, Sudáfrica.También es la primera mujer negra enóloga del país en una industria dominada por hombres blancos. "Estoy rodeada de hombres que me apoyan, pero en general es una lucha debido a que tienes que esforzarte el doble para demostrar lo que vales", dijo Biyela. Su vino se vende a nivel mundial, pero su principal mercado es Estados Unidos, y tiene planes de comenzar su propia marca este año.

La vida de Biyela comenzó en 1978 en un pequeño pueblo de la provincia de Kwa-Zulu Natal, donde el único alcohol que conocía era la cerveza de elaboración casera. Como sudafricana negra, Biyela sufrió la discriminación y la opresión bajo el brutal régimen del apartheid. Movida por el deseo de forjarse una mejor vida, comenzó a buscar oportunidades fuera de su poblado. "Yo quería estudiar ingeniería química, pero no pude a causa de la situación financiera," dijo.

Poco después de la abolición del apartheid en 1994, South African Airways comenzó a ofrecer becas en enología como parte de un programa para ayudar a transformar la economía del país. Biyela no dejó pasar la oportunidad. "Era el momento para estudiar y convertirme en alguien", dijo. Así que dejó a su pueblo y a su familia para seguir una carrera en la fabricación de una bebida que nunca había probado.

En la Universidad de Stellenbosch, Biyela no sólo tuvo que aprender todo sobre el vino, además tuvo que estudiar en un idioma sinónimo de la opresión, la lengua afrikaans. "Fue difícil. No sabía afrikaans, pero no tenía otra opción," dijo. Graduarse fue sólo el primer paso. Biyela todavía tenía que encontrar trabajo en una industria que no era precisamente abierta a una mujer sudafricana negra.

Fue rechazada tres veces antes de que conseguir un trabajo en lo que ella llama la "moderna" Stellekaya. Pero rápidamente encontró el éxito. Su primera cosecha en 2004 produjo un vino muy premiado.

Biyela llevó de vuelta, a su pueblo natal, una botella de esa misma añada. Durante ese viaje, su abuela Aslina probó el vino por primera vez. ¿Su respuesta? "Es agradable". Biyela ahora prepara el lanzamiento de un nuevo vino como fabricante independiente. Dejará Stellekaya y comprará uvas de los agricultores porque, por el momento, no puede costear sus propios viñedos. Pero ya tiene un nombre para la marca: Aslina.

Fuente: CNN Expansión 
Texto: Eleni Giokos

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