Suazilanda es una pequeña joya de África. La tranquilidad que emana de sus paisajes montañosos y ciudades parece inalterable. A no ser que algo ocurra con el rey. El monarca Msuati III es una figura intocable, nadie puede criticarlo o poner en duda su liderazgo en este pequeño Estado de poco más de un millón de habitantes emparedado entre Sudáfrica y Mozambique. Por eso lo que empezó la semana pasada como un rumor ha acabado por sacudir al país.
Un diario sudafricano hizo saltar la perdiz. Según el rotativo, la reina Mswati Nothando Dube y duodécima mujer del rey –el monarca tiene 13 esposas– y Ndumiso Mamba, el ministro de Justicia suazi, habían tenido una aventura. Pese al silencio sepulcral de los periódicos suazis y los esfuerzos de la familia real por ocultar el asunto, el affaire estalló a los pocos días. El primer ministro del país apareció ante los medios para anunciar que Mamba había presentado la dimisión a causa, dijo, "de algunos rumores que circulan en el país e internacionalmente". No aceptó preguntas. La polémica ha puesto en evidencia la ausencia de libertad de expresión en un país controlado por el rey.
Los periódicos de Suazilandia demostraron hasta qué punto la censura rodea las informaciones relacionadas con el monarca: ninguno se atrevió a explicar los motivos de la renuncia de Mamba y se limitaron a reproducir las palabras del primer ministro sin dar más detalles. Mientras, las radios y los periódicos sudafricanos desmenuzaban los detalles de la infidelidad: Dube, de 23 años, se disfrazaba de militar para despistar a sus guardaespaldas y reunirse con Mamba en un hotel.
El affaire ha destapado las vergüenzas del último monarca absolutista de África y podría costar caro a los amantes, que se enfrentan a una posible expulsión del país por deshonrar al rey.
Msuati III contrajo matrimonio con Dube, con quien tiene dos hijos, tras seleccionarla entre varias jóvenes que habían asistido a la tradicional fiesta de la danza Umhlanga o de los juncos del año 2004, una ceremonia para pagar tributo a la reina madre que anualmente reúne a decenas de miles de jóvenes suazis.
Las críticas externas hacia el reinado de Msuati, quien se niega a legalizar los partidos políticos –"la democracia es muy cara", declaró hace unos años–, han aumentado en los últimos días.
En un encuentro en Sudáfrica organizado el miércoles por Noruega entre diplomáticos y grupos suazis por la democracia se subrayó "la creciente preocupación por la difícil situación de los derechos humanos y libertad de expresión" en Suazilandia. Las asociaciones humanitarias denunciaron represión e incluso asesinatos de activistas críticos con la monarquía en el país africano.
Las voces contra el rey suazi también disparan contra su gusto por el lujo en un país donde el 69% de la población vive bajo el umbral de la pobreza, el 40% está desempleado y uno de cada cuatro suazis tiene sida, la tasa más alta del mundo. Según la revista Forbes, Msuati III es uno de los diez monarcas más ricos del mundo, con una fortuna de unos 100 millones de dólares.
Texto: Xavier Aldekoa
Fuente: La Vanguardia
2 comentarios:
Con 13 esposas, cuando le llega el turno a la pobre Mswati, cansada de esperar ha de consolarse con otro.
Lo malo es que el rey es quien se puede acostar con quien quiera y sus esposas, no.
Bicos, Fati!
Aquí es donde se ve la clara diferencia entre las muejeres africanas y las mujeres europeas a la hora de hablar de matrimonio. No digo que aquí seamos todas unas santas pero lo que está claro es que eso de la poligamia no va con la mayoría de nosotros, ¡¡por lo menos conmigo!!
bicos
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