En los últimos 20 años, el desierto se ha comido varios kilómetros navegables del único río que provee a la ciudad de Tombuctú en Mali.
En la antigua ciudad de Tombuctú la arena se pasea por todos los rincones. El viento seco y polvoriento, conocido como “harmatán”, hace que el desierto avance unos seis metros por año. Pero desde hace algún tiempo, los habitantes de Tombuctú también tienen que lidiar con el retroceso del río Níger debido al avance implacable del desierto.
Este río, como explica Seydou Cissé, representante del Programa Mundial de Alimentos (PMA), es uno de los principales medios de transporte de la zona y a través del cual llegan suministros a Tombuctú. Actualmente, todas las mercancías de la región arriban a Korioumé, a 10 kilómetros de Tombuctú, lugar que se ha convertido en el único puerto accesible durante todo el año.
El PMA, junto con algunas organizaciones locales adelantan proyectos para retener la arena. Juntos, han creado parcelas en donde están sembrando diferentes tipos de árboles. De acuerdo con Abdelkhader Cissé, de la ONG CAID, las raíces de las plantas que están sembrando permitirán que la arena se solidifique y se mantenga en su lugar. Una vez el trabajo de fijación esté completo, se espera que los habitantes de Tombuctú puedan cultivar en estas nuevas parcelas.
Tradicional centro cultural y comercial de la región, Tombuctú también fue un punto turístico importante hasta el 2008, cuando los turistas comenzaron a ser blanco de ataques de Al Qaeda y otros grupos terroristas. En el 2012, el Estado de Mali perdió el control de la ciudad a manos de varias organizaciones yihadistas. Un año después recuperó el control mediante una intervención militar en la que participó el gobierno de Francia.
Fuente; France24
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