Costa de Marfil tiene un nuevo presidente y un nuevo Gobierno. Desde mediados de abril, el país ha entrado en una fase de estabilización relativa. Sin embargo, esta situación no es sinónimo de “vuelta a la normalidad” para los 322.000 desplazados internos que siguen viviendo en condiciones de extrema pobreza esperando de poder volver a sus hogares, ni lo es para las poblaciones vulnerables que siguen subiendo las repercusiones de varios meses de desestructuración económica.
Obligados a abandonar sus pertenencias y sus campos durante los conflictos, a agotar sus recursos económicos y alimenticios para hacer frente a sus necesidades, numerosos hogares se enfrentan en un estado de acrecida vulnerabilidad a un periodo que, cada año, es especialmente duro: la temporada de carestía, en la que los graneros están vacíos, y de las lluvias, propicia al desarrollo de enfermedades relacionadas con el agua.
“Sabemos que el periodo de emergencia, caracterizado por la extrema vulnerabilidad de una parte de la población, se prolongará como mínimo hasta octubre, es decir hasta que se termine la temporada de carestía y la estación de las lluvias… eso sí, en la mejor de las hipótesis”, explica Vincent Taillandier, responsable en París de los programas de Acción contra el Hambre en Costa de MarfilLos refugiados siguen siendo muchos en los países de la región – más de 200.000 según las últimas estimaciones del ACNUR –, sobre todo en Liberia. Muchos ni consideran la opción de volver a su casa en un futuro cercano. “Viven en condiciones precarias, como muchos hogares liberianos que, por solidaridad, han compartido con la población desplazada sus bienes y sus reservas de alimentos. Los niños liberianos, en modo particular, están tan afectados como los desplazados. Una encuesta nutricional demuestra que los umbrales de emergencia de la desnutrición aguda severa han sido sobrepasados hace poco más de un mes”, testimonia Patrick Andrey, responsable de los programas de Acción contra el Hambre en Liberia.
El norte de Costa de Marfil, una crisis olvidada
La crisis post-electoral ha generado una desestructuración importante de los servicios estatales, especialmente de los servicios sanitarios y de seguridad, en la totalidad del país. Las zonas más golpeadas por los conflictos, como el oeste y Abidyán, no son las únicas afectadas. “Es importante recordar que Costa de Marfil ha sufrido no solamente una crisis post-electoral en 2010-2011, sino diez años de crisis que han desestructurado el país”, explica Vincent Taillandier. “La región del norte en particular ha sido excluida del resto del país durante años y ha conocido un debilitamiento continuo de sus servicios públicos y una acumulación de factores que han reducido la capacidad financiera de los hogares. Ahora bien, el último conflicto ha acentuado este aislamiento. El resultado: falta de personal y corte en las infraestructuras de abastecimiento de medicinas y productos terapéuticos para tratar la desnutrición en los centros de salud. Existe un verdadero riesgo de crisis nutricional mayor”.
De hecho, la situación es especialmente preocupante en una región que presentaba ya antes de la crisis post-electoral índices de desnutrición importantes. Según Acción contra el Hambre, es por lo tanto indispensable poder ayudar activamente estos centros hasta que las estructuras estatales se reorganicen. Los servicios públicos no han sido desmantelados totalmente y Acción contra el Hambre ya trabaja en colaboración con el Ministerio de Salud para restablecer el dispositivo sanitario.
El cólera avanza
En Abidyán, además, se pudieron retomar el seguimiento epidemiológico y las acciones de prevención del cólera que se habían interrumpido durante los conflictos. Numerosos centros de salud han informado de nuevos casos (42) y afirman que la enfermedad está recuperando terreno. Recordamos que durante las diez primeras semanas del año, más de 540 casos habían sido tratados. “Durante la crisis y los enfrentamientos, la enfermedad se ha vuelto invisible e imposible de seguir. Si bien los desplazamientos de la población han sido fuertemente reducidos, lo que ha frenado la propagación de la epidemia, hemos empezado a ver nuevos casos desde hace seis semanas, tanto en los barrios afectados como en otros”, señala Reza Kasraï, jefe de la misión de Acción contra el Hambre en el país.
Para Acción contra el Hambre, que implementa un programa de prevención de la enfermedad en la ciudad, es por lo tanto indispensable mantener actividades de prevención como la desinfección de los centros de salud, la distribución de pastillas para la potabilización del agua y campañas de sensibilización pública, al menos hasta el final de la estación de las lluvias.
La intervención de Acción contra el Hambre en Costa de Marfil será mucho más larga. El déficit agrícola se reabsorberá lentamente, la reanudación de los servicios básicos públicos tardará un tiempo. “Desde el punto de vista humanitario, hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que apoye la acción humanitaria de transición durante los próximos 5 años”, explica Vincent Taillandier. “Consideramos de hecho que el objetivo de estabilidad a largo plazo se conseguirá únicamente a través de la movilización continua de la comunidad internacional para la asistencia directa a las poblaciones más vulnerables, la reactivación de las instituciones públicas y el desarrollo económico implicando a la sociedad civil, y el apoyo al buen gobierno”.
Fuente: Acción contra el Hambre
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