En 30 meses, Juan Antonio Antón ha ahorrado 3.000 euros. Dejó de fumar en 2004 para destinar ese dinero a proyectos solidarios y, desde entonces, ya ha posibilitado dos, en El Congo y en Honduras. El próximo 16 de junio, este jubilado alcireño volará hasta Senegal donde, en compañía de la médica madrileña Pilar Blanco, tratará de materializar su tercer proyecto: implantar en una barriada pobre de la ciudad de Saint Louis su concepto de "agricultura contra el hambre", que basa en sus bosques de alimentos y en la agricultura vertical, dos propuestas válidas para zonas rurales y urbanas, según asegura.
Con sus tres mil euros -"y algo más que he cogido de mi cuenta", confiesa-, Antón quiere poner en marcha en la barriada de Léona varios bosques de alimentos, siguiendo el ejemplo de su huerto de la Portella de Severino, junto a Alzira.
El alcireño se llevará consigo simientes de algunas de las más de 30 especies diferentes de árboles frutales que crecen sin apenas cuidados ni atenciones en sus poco más de 3,5 hanegadas de bosque agrícola para experimentar su cultivo en Senegal, aunque su intención es que el dinero dé para comprar los árboles allí y repartirlos por la barriada, facilitando así el alimento a cada una de las familias que residen en ella. "Por los datos que yo tengo, existe mucha necesidad allí. Y si hay hambre, se ha de atacar", dice.
El problema de la salinidad
El principal problema con que se encontrarán los cooperantes es la salinidad de las tierras de Léona, una zona entre el río Senegal y el Atlántico, lo que condicionará la viabilidad de los cultivos. "He estado informándome y hay una lista muy larga de árboles que crecen en tierras salinas", asegura Antón. Otro de los posibles inconvenientes es el precio de la tierra en Saint Louis.
Antón también quiere comprar una extensión de entre 600 y 1.000 metros cuadrados para crear un bosque de alimentos comunitario. "Yo seré el propietario de las tierras. Les pagaré las semillas para que arranque el proyecto", comenta.
Un inmigrante senegalés, que ya ha comenzado a dedicarse a la agricultura de vuelta su país, será el encargado de coordinar la experiencia. A él se le entregará un ordenador comprado por Antón para que puedan estar en contacto y facilitar la gestión del proyecto. La doctora Pilar Blanco, miembro de la Fundación Terapia de Reencuentro que ya desarrolla proyectos de asistencia a necesitados mediante microcréditos en Senegal, también ayudará a la puesta en marcha del proyecto.
"Queremos llenar el barrio de árboles frutales que den de comer al tiempo que dan sombra", indica. El barrio ha sufrido recientemente inundaciones, por lo que Antón quiere también desarrollar en las casas lo que él llama agricultura en vertical: huertos en macetas colocadas en estanterías. "Con poca agua funcionan. Es una manera muy económica de producir comida", comenta.
Otra de las ideas que le acompañará a Senegal es la construcción de cocinas solares para tratar de frenar la deforestación, que es otro de los problemas de Senegal. "La cultura de la alimentación es necesaria, por eso quiero trasladar allí mi experiencia del bosque de alimentos: enseñar a las familias a cultivar lo necesario para no morirse de hambre", dice.
Clima favorable
A favor de su proyecto juega el clima de Senegal. "Allí no hiela", asegura. Lo que ayudará a que cultivos como la naranja, el plátano o frutas tropicales como el mango, la chirimoya o el aguacate puedan crecer sin problemas. Éstas son algunas de las que cultiva en su bosque de alimentos en Alzira, donde árboles autóctonos, como el naranjo, el membrillo, el olivo, el almendro o el melocotonero, conviven con nogales de Macadamia o feijoas.
Fuente: Levante-emv.com
Texto: TERESA JUAN-MOMPÓ
2 comentarios:
Muy buena iniciativa que ayudará a la evolución sanitaria a toos los niveles, a partir del sacricio en el olvido de si mismo a bien del grupo.
Gracias.
Me parece una iniciativa genial. Con no mucho dinero les enseñará una forma de cultivar su propia comida. Le deseo mucha suerte y que salga el proyecto adelante.
saludos
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