El virus de Ébola, para el que no hay cura ni vacuna y cuya tasa de mortalidad puede alcanzar el 90%, sigue creciendo en África Occidental. Desde que a principio de año ocurriera el brote en Guinea, el virus se ha extendido a Sierra Leona y Liberia. En total ha afectado a 635 personas, de las cuales 399 han muerto.
Si bien el contagio sólo se produce por contacto directo y estrecho con el paciente, las condiciones sanitarias, culturales y sociales de la región hacen que esta epidemia sea considerada por algunos expertos como excepcional.
Según la Organización Mundial de la Salud, "se trata del brote más grande en términos de casos y muertes, así como de propagación geográfica". "Este ya no es un brote específico de un país, sino una crisis subregional que requiere de la acción firme de gobiernos y socios", dijo en un comunicado el doctor Luis Sambo, director de la OMS para África.
Pero, ¿por qué no se ha podido controlar? Los pasos para controlar el Ébola suelen ser claros y específicos. Tras la confirmación del virus, se ponen en marcha campañas de sensibilización, planes de aislamiento, rastreo de nuevos casos y aumento de capacidad de análisis de muestras.
Cómo se controla un virus para el que no hay cura ni vacuna
Sin embargo, cuando las organizaciones de ayuda internacional estaban a punto de declarar la epidemia como controlada, la aparición de nuevos casos en un nuevo país (Liberia) echó por tierra el optimismo.
"Lo que ocurre es que hay muchísimo miedo con la enfermedad", le explica a BBC Mundo Gemma Domínguez, coordinadora de Médicos Sin Fronteras en Guinea. Y esto hace que la población tarde más tiempo en interiorizar los mensajes de las campañas de educación sobre lo que hay que hacer cuando se sospecha de un caso.
"El miedo o el estigma hace que los pacientes se escondan", dice por su parte Olimpia de la Rosa Vázquez, consejera de salud la unidad de emergencia de MSF. Uno de los pocos sobrevivientes a la enfermedad en Guinea confirma lo que las especialistas aseguran. "Estos son tiempos difíciles y la gente nos teme", le dijo hace poco a la BBC este hombre que prefiere no ser identificado.
"La solidaridad africana es bien conocida. Por lo general, cuando alguien muere, la gente te visita", agrega. "Cuando perdimos a uno, luego a otro, tres y cuatro miembros de la familia, nadie nos vino a ver. Nos dimos cuenta que nos tenían a raya por miedo".
Par evitar el estigma, Domínguez explica que la gente se esconde o se va a otras zonas, lo que dificulta los esfuerzos de control.
El miedo y la aparición de casos en nuevas áreas hacen que aumente la alerta por la aparición de una pandemia. "Pero lo que hay que tener en cuenta es que el Ébola no es una enfermedad como la gripe (cuyo contagio por aire es más fácil), por eso no pensamos que haya un riesgo de pandemia", señala De la Rosa. "Se requiere de un contacto evidente con una persona enferma, un contacto físico y estrecho con los fluidos de la persona", agrega. "Esto hace que el número de casos sea limitado".
Sin embargo, la alerta viene acompañada de rumores, que con frecuencia son más fáciles de creer que las campañas de concientización -vitales para controlar la epidemia. "Lo que pasa es que la interpretación de la enfermedad es muy particular, y en estos casos hay partes de la población que no entienden muy bien la razón del brote ni por qué hay tanta mortalidad", comenta Domínguez.
Y esto alimenta los rumores. "Cuando se desinfecta con cloro, hay quienes piensan que se está envenenando la zona", agrega la coordinadora de MSF en Guinea. "O si se mete en una bolsa la persona que ha muerto, y se le desinfecta con cloro, piensan que le estás echando algo que a lo mejor no es bueno". "Hay mucha sensibilización, pero los rumores pueden crecer a una velocidad mucho mayor de lo que se intenta hacer con las campañas".
Movilización
La alerta, el miedo y el estigma hace que aumente la movilización entre fronteras en una región donde ya de por sí el tránsito de personas de un país a otro es constante. "La propagación del brote de Ébola se debe a la movilidad de la población que asiste a funerales sin el control adecuado de la infección", explica por su parte en un comunicado Marie-Christine Ferir, gerente de emergencias de MSF.
Esto se debe a que el virus ha afectado principalmente a los miembros de una misma etnia Kissy y muchos son familia. "Si una persona de Liberia cruza la frontera para hacer una visita familiar y ahí hay alguien enfermo de Ébola, cuando regrese a su casa, se estará llevando el virus", aclara Domínguez. Este movimiento de personas afectadas dificulta el control de la epidemia, pues requiere de una coordinación a nivel regional.
"El Ébola se ha convertido en un problema regional, por lo que es necesario que las autoridades nacionales y las organizaciones de ayuda internacionales aumenten su respuesta para aumentar la concientización en las comunidades y movilizar a más especialistas médicos a la zona", advierte Ferir. La OMS comparte las preocupaciones de MSF. "Estamos gravemente preocupados por la transmisión entre fronteras, así como por el posible aumento de la propagación internacional", comenta Sambo. Sambo señala que la única forma de que se controle del todo el brote es con un aumento de los esfuerzos de respuesta a todo nivel.
Para que la epidemia de Ébola se declare como controlada, deben pasar 21 días desde el último caso, que el tiempo máximo para que aparezcan los síntomas de la enfermedad en una persona. Pero para declarar el fin de la epidemia, se debe doblar ese tiempo de espera.
Fuente: BBC
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