Las agresiones sexuales a mujeres y niñas en República Centroafricana se han duplicado llegando a contabilizarse 781 casos de violación en enero y febrero de 2014 frente a los 300 que se detectaron en noviembre y diciembre de 2013, según los últimos datos disponibles.
La presencia de grupos armados y los enfrentamientos continuos en República Centroafricana han producido un aumento de la inseguridad que ha dejado más vulnerables a las mujeres y niñas ante situaciones como la violencia de género, incluyendo las violaciones, o a los matrimonios forzosos, según ha informado la agencia de noticias humanitarias IRIN.
"Casi no hay mecanismos de protección en vigor y los servicios básicos son muy limitados en los centros de acogida de mujeres y niñas desplazadas", ha explicado la coordinadora para la protección y el empoderamiento de la mujer de la ONG Comité Internacional de Rescate (IRC, por sus siglas en inglés), Elisabeth Roesch.
A pesar del reciente compromiso de los gobiernos, las agencias de la ONU y las ONG para priorizar la protección de las mujeres y niñas de la violencia sexual, todavía falta financiación.
En Bangui, la capital, menos de un tercio de las clínicas y centros de salud tienen medios para atender a las víctimas de la violencia de género. Desde la apertura de dos centros para mujeres en Bangui a principios de año, IRC ha atendido a más de 600 mujeres víctimas de la violencia machista. La más joven solo tenía cinco años de edad. Un tercio de las atendidas han sido víctimas de violación, en la mayoría de casos perpetrada por varios atacantes.
"Violan a las abuelas delante de sus nietos y a las niñas delante de sus padres. Muchas de las mujeres han sido violadas por varios hombres y algunas lo han sido en más de una ocasión", ha explicado el doctor Armel Yangba, médico de la clínica Padre Pío, a las afueras de Bangui. "Hay una niña que solo tiene siete años y creemos que ha sido violada", ha añadido. La sala de espera de la clínica siempre está llena. Se atienden entre 10 y 25 casos diarios de mujeres víctimas de agresiones sexuales o violaciones.
"Para muchas es la primera vez que ven a un médico. Antes no habían tenido posibilidad. Muchas vinieron a la clínica antes de que hubiésemos informado de dónde estábamos. Esto muestra que necesitaban nuestros servicios", ha asegurado Yangba mientras relazaba pruebas de embarazo y de contagio de enfermedades de transmisión sexual.
En el centro se realizan pruebas de enfermedades de transmisión sexual y embarazo a las mujeres. También ofrecen ayuda psicológica a las mujeres que han sido violadas, pero tienen pocos recursos."Este es uno de los pocos centros de salud de Bangui que atiende a las víctimas de violaciones. Intentamos atender a todas las mujeres que acuden a la clínica", ha afirmado Yangba.
La protección contra la violencia, incluida la violencia de género, está considerada de alta prioridad. En muchas ocasiones, servicios como los necesarios para salvar vidas, el apoyo psicosocial o programas de financiación para la protección contra la explotación sexual son insuficientes o inexistentes.
Fuera de la capital la situación es mucho peor. ONG del país y organizaciones humanitarias como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) atienden a las víctimas de ataques sexuales y violencia machista pero en muchas áreas no hay ninguna ayuda para las mujeres y niñas que han sufrido estos abusos.
LA VIOLACIÓN, EL PRINCIPAL TEMOR DE MUJERES Y NIÑAS
"Las violaciones y la violencia sexual es el temor número uno de las niñas y las mujeres", ha dicho Roesch. Muchas de las supervivientes no tienen acceso a la atención médica o psicológica necesaria o son reacias a acudir a los centros de atención a causa de la cultura del silencio que persiste en el país.
"Estaban armados y nos amenazaban con matarnos. No tuvimos otra opción que hacer lo que nos decían. Me obligaron a acostarme con ellos, me violaron. También violaron a mi madre y a mi hermana", ha relatado Nancy, de tan solo 21 años de edad y madre de tres niños, desde el campo de desplazados en el que se encuentra. Durante los seis meses que lleva en el campamento no ha visitado a ningún médico ni ha recibido tratamiento sanitario.
"La violación está muy estigmatizada en República Centroafricana. Muchas mujeres no se atreven a hablar de ello. Tienen miedo de que sus maridos las dejen o de que marginadas por la sociedad. Eso también contribuye a que no acudan a los centros de salud", ha afirmado una cooperante de Médicos Sin Fronteras, Tessy Fautsch. La organización afirma que en el hospital y la clínica que poseen en el campo de desplazados de Bangui atienden entre diez y quince mujeres a la semana por agresiones sexuales.
Las mujeres y las niñas también son reclutadas por grupos armados o milicias en los que son muy vulnerables a los abusos sexuales, son obligadas a contraer matrimonio y se exponen a las enfermedades de transmisión sexual. En enero, 23 niños fueron liberados por los grupos armados del país, de los que seis eran niñas.
"Las mujeres son muy precavidas y solo dejan el campamento durante el día. Muchas temen ser atacadas mientras recogen madera, van a buscar agua o mientras están usando los baños, que no tienen cerrojo", ha añadido Roesch, que ha mostrado su preocupación por que muchos de los casos de violencia sexual no se hayan contabilizado por el hecho de que las víctimas no sepan que existen las clínicas.
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