La lucha es desde hace poco el deporte más popular de Senegal. De ser el entretenimiento de las clases humildes y rurales de este país africano se ha convertido en un negocio que mueve a las masas en las grandes ciudades. La lucha libre es el deporte nacional, más popular incluso que el fútbol. en las zonas rurales los jóvenes de cuerpos espectaculares defienden el honor de sus pueblos. en los combates de la capital, donde todo vale, lo hacen como fórmula para salir de la miseria. un campeón nacional puede embolsarse 120.000 euros por ganar una pelea.
Los dos luchadores más respetados son Mohamed Ndao, alias Tyson, en alusión al que fue campeón del mundo de peso pesado de boxeo, y Yakhya Diop, que se hace llamar Yekini. “Tyson es el responsable del repentino interés por la lucha”, dice Pape Konate, un hombre robusto de 100 kilos, que se ha propuesto convertirse en superestrella de la lucha. “Antes nadie le prestaba atención”, dice, “hasta que entró él en escena con su poderosa imagen”.
“Los patrocinadores empezaron a fijarse en él”, dice Konate. “Cuando le ofrecieron 15 millones de CFA (US$31.500) por un combate nadie se lo podía creer. Más tarde doblaron a 30 millones de CFA y entonces todo el mundo comenzó a hablar de la lucha”.
Hasta 60.000 espectadores llenan las gradas en el estadio principal de Dakar, la capital, para asistir a un combate, lo que da idea de la relevancia que el deporte ha adquirido gracias a la publicidad y el patrocinio comercial.
El comentarista de lucha más famoso de Senegal, Malick Thiandoum, explica: “La lucha senegalesa es única, porque mezcla diversas disciplinas. Reúne elementos del boxeo, del judo e incluso ciertos movimientos de la lucha grecorromana”. “Pero quienes destacan son los buenos boxeadores”, dice Thiandoum. “Es muy difícil exportar este deporte. Intentamos celebrar un combate en París pero las normas europeas prohíben la lucha con los puños desnudos”.
Los luchadores se atan bolsitas de cuero con amuletos y versos del Corán alrededor de sus muslos, bíceps, pecho y a veces de su frente también, creyendo que les protegerán y les darán la victoria. Antes del combate también se rocían con pociones que dicen que les otorgan poderes. Más allá de la magia, Pape Konate, cuyo alias es Capitán PK, es consciente de que el trabajo duro y la concentración son la clave para triunfar. “Quiero ser campeón”, dice Konate. “Me estoy haciendo un nombre poco a poco. Tyson se va a retirar, así que le toca el turno a la siguiente generación. Estoy trabajando para ser un campeón, para hacerme rico”.
2 comentarios:
Fátima, sólo quiero decirte que me disculpes por este abandono a tí y a tu blog.
He estado preparando la conferencia que doy esta tarde sobre la R.D. del Congo y me ha absorbido el tiempo frente a la pantalla.
Me resarciré la semana próxima y seguiré fiel con mis lecturas a tu blog.
Bicos.
Que interesante!
Lo enlazo en mi web.
un saludo
www.cercadeafrica.wordpress.com
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