El ántrax ataca de nuevo a los hipopótamos de Uganda. Ya lo hizo en 2004 y ahora un nuevo brote ha terminado con la vida de 30 ejemplares en el Parque Nacional Queen Elisabeth, además de algunos buitres y hienas que se alimentaron de los cadáveres. Según explican desde allí, el brote ya está contenido.
En el brote de 2004 murieron 300, muchos más hipopótamos que en esta ocasión. Los responsables del parque en ese momento no sabían a qué se enfrentaban. No sabían de qué enfermedad se trataba. Esta vez, gracias a esta experiencia anterior, reconocieron inmediatamente lo que estaba sucediendo y se pusieron manos a la obra para detener la expansión del brote: todos los hipopótamos muertos han sido sepultados en el parque tras ser examinados por veterinarios y médicos. Y no hay ningún peligro, aseguran desde el parque, de que haya infecciones en humanos.
El ántrax o carbunco es enfermedad infecciosa producida por una bacteria, la 'bacillus anthracis'. Puede vivir sin infectar a otros organismos durante décadas, en letargo, en forma de esporas microscópicas. Y suelen refugiarse en el suelo, hasta que las condiciones cambian y se despiertan. Por ejemplo, si los animales comen pasto o agua contaminada con las esporas, la bacteria despierta e infecta el organismo. También hay cepas que entran en el cuerpo a través de heridas abiertas y otras a través de las vías respiratorias.
Los hipopótamos del Queen Elisabeth murieron por ántrax intestinal, es decir, el que infecta al ser ingerido. Las esporas están en las inmediaciones de un lago y los animales han bebido agua contaminada. Este ántrax produce una inflamación aguda del tracto intestinal. Los signos iniciales son náuseas, pérdida de apetito, vómitos o fiebre y suelen ir seguidos de dolor abdominal, vómitos de sangre y diarreas agudas. En el caso de los hipopótamos algunos síntomas fueron muy llamativos, según cuentan los encargados del parque natural. Sangraban por los ojos, el ano, la boca y los oídos. Y en uno o dos días morían.
El ántrax se encuentra en los suelos de casi todo el mundo. Es normal que haya brotes entre animales, sobre todo en ganado. Cuando sucede hay una serie de medidas estipuladas. Por ejemplo, cuando los animales mueren es muy importante enterrarlos e incluso quemarlos con parafina. Si han muerto en algún arroyo hay que evitar que otros animales beban de esa agua. Y cualquier producto derivado de animales que han estado en contacto con los enfermos ha de ser retenido. Ya sea leche, carne o lana.
Fuente: Rtve.es
Texto: América Valenzuela
Foto: Reuters
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