Nigeria sufre una nueva ola de violencia y masacres en las que los niños y los ancianos han sido víctimas. Al menos 200 personas, en su mayoría cristianos, fueron asesinados brutalmente el domingo en varias villas cerca de Jos, según residentes, grupos de ayuda y periodistas. La violencia ocurre después de que asesinatos sectarios en la región el pasado mes de enero costaron la vida de más de 300 personas, mayormente musulmanes.
Nigeria está dividida casi equitativamente entre musulmanes en el norte y el predominantemente cristiano sur. El baño de sangre reciente está ocurriendo en el centro de Nigeria, en el cinturón central nigeriano donde docenas de grupos étnicos compiten por el control de tierras fértiles.
«Después de las muertes del pasado enero, las aldeas deberían haber sido protegidas de la manera adecuada», señaló ayer la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, quien se siente horrorizada por la última masacre de cientos de civiles, y pidió a las autoridades locales y nacionales que hagan un esfuerzo conjunto para afrontar las causas que subyacen en la tensión y en la violencia de la región.
Human Rights Watch (HRW), en línea con la postura de la ONU, urge al presidente en funciones de Nigeria, Goodluck Jonathan, a que asegure que la masacre de al menos 500 cristianos en Jos durante el fin de semana se investigue de manera firme y que los responsables sean juzgados.
HRW también pide a Jonathan que se asegure de que la Policía y el Ejército actúen de manera rápida para proteger a todos los civiles, con independencia de su etnia, de más ataques o de matanzas en venganza.
«Este tipo de violencia terrible ha dejado a miles de muertos en la última década, pero nadie ha sido responsabilizado por esto», afirmó la investigadora para África Occidental de HRW, Corinne Dufka. «Es hora de poner un límite. Las autoridades necesitan proteger a estas comunidades, llevar a los autores ante la Justicia y afrontar las causas que originan esta violencia», añadió.
«Las mujeres, los niños y los ancianos están entre las personas que fueron brutalmente masacrados», afirmó Pillay. La Alta Comisionada subrayó también los esfuerzos de las autoridades para poner en marcha una estrategia de seguridad, «pero sería un error calificar este hecho como violencia sectaria o étnica, y tratarlo únicamente como una cuestión de seguridad».
De hecho, los testigos entrevistados por HRW afirman que los ataques fueron cometidos por musulmanes de las etnias hausa y fulani contra cristianos, la mayor parte de la etnia berom. Los líderes de la sociedad civil en la ciudad de Jos afirman que, al parecer, los ataques fueron en venganza por asaltos anteriores contra comunidades musulmanas en la zona y el robo de ganado a pastores fulani. El 19 de enero, más de 150 musulmanes murieron en un enfrentamiento entre etnias en la cercana ciudad de Kuru Karama.
Según los testigos, grupos de hombres armados atacaron la aldea de Dogo Nahawa, habitada en su mayoría por cristianos. Después de rodearla, persiguieron y atacaron a los residentes cristianos, matando a los que intentaban huir y quemando vivos a otros.
Los asesinatos se suman a la lista de miles que han muerto en el país más poblado de Africa en la última década debido a fricciones religiosas y políticas. Una revuelta en septiembre del 2001 mató más de mil personas. Batallas entre cristianos y musulmanes mataron más de 700 personas en el 2004. Más de 300 residentes murieron durante un disturbio similar en el 2008.
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Fuente: La Razón
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