La primera diputada albina de tanzania desea que su trabajo haga visible a una población ultrajada y asesinada durante años por sufrir una enfermedad.
El sol es su enemigo pero no es el único. En África los albinos viven en la sombra y no sólo porque su piel lo necesita -por la ausencia total o parcial de melanina- sino por el estigma y el peligro de muerte que los rodea: cáncer de piel y brujos convencidos de las propiedades mágicas de 'utilizar' su cuerpo. Desde hace dos años, Al-Shayamaa Kwegyr, la primera diputada de Tanzania con esta condición, intenta luchar por los suyos desde lo más alto, desde el Parlamento. Nacida en la región de Tanga pero 'viajada' por la mayor parte de la nación, debido al trabajo de su padre, que era funcionario de prisiones, Kwegyr sabe lo que supone pertenecer a una población marginada hasta el extremo de morir a manos de los propios progenitores.
Pregunta.- ¿Qué significa ser albino en Tanzania?
Respuesta.- Es algo terrible, sobre todo por el estigma, es el gran reto que hay que afrontar. Pero tras mi nombramiento las cosas han cambiado un poco. Hay una mayor concienciación y el presidente ha demostrado que un albino puede conseguir lo que se proponga, como yo. Ahora, si alguien te insulta en Dar er Salaam puedes llamar a la policía y se lo llevan a la cárcel durante uno o dos meses. En esa ciudad, y en general en todas las de la costa de Tanzania, la discriminación siempre ha sido mayor, continuamente recibimos insultos como la palabra 'fantasma'.
P.- ¿Y ser albina y mujer?
R.- Todavía es peor. No hay amor siendo una mujer albina, sólo quieren utilizarte. Ellos desean tu dinero o tu cuerpo, ver la diferencia entre una albina y una normal, pero no hay amor. Con los hombres es distinto. Yo lo veo en mi familia. De nueve que somos, tres tenemos este problema en la piel. Mi hermano sí se ha casado con una mujer negra y tienen hijos, pero ni mi hermana ni yo lo hemos logrado. Yo llegué a casarme pero no era bueno para mí. A veces encuentras a alguien que te quiere pero, entonces, sus allegados no te aceptan, no desean a una persona de distinto color en la familia.
P.- ¿Desde pequeña le inculcaron la importancia de rehuir el sol?
R.- Siempre lo evito, no me gusta nada. Lo odio desde niña. Siempre llevo ropa larga, de colores claros y de algodón. Me tapo la cabeza, me cubro todo. También tengo problemas de vista que, junto con la discriminación, me impidieron seguir en el colegio. Me arrepiento mucho de eso. Luego me saqué un diploma en Derecho y quiero empezar Relaciones Internacionales.
P.- Gracias a los cuidados que ha llevado a lo largo de su vida, ahora tiene 49 años. Son muchos para una población, la albina, que en su país cuenta con una esperanza de vida de entre 30 y 40.
R.- La gente se muere joven y sumida en la pobreza. Es terrible ver a un albino con cáncer de piel. Cada vez que visito a alguno en el hospital no puedo evitar el llanto. Nosotros tuvimos suerte, mis padres aceptaron lo que somos, para ellos somos un deseo de Dios, pero muchos no actúan así y llegan a participar en el asesinato de sus propios hijos.
P.- ¿Cuál ha sido el peor momento que ha vivido?
R.- El más horrible, y que no olvidaré jamás, fue cuando organicé mi boda y un día antes mi prometido decidió abandonarme. Yo tenía 21 años y perdí la fe en el amor. Es verdad que me casé pasado el tiempo pero me equivoqué, él quería mi dinero. Desde entonces, decidí estar sola.
P.- También habrá experimentado la felicidad.
R.- Lo mejor que me ha sucedido fue ser nombrada parlamentaria. Hemos hecho mucho en estos casi dos años y espero ser reelegida. Las muertes se han reducido y en julio se celebra el juicio contra 24 casos de abusos contra albinos. Me encanta trabajar para las personas, quisiera ser lo suficientemente rica como para ayudar a todos. Los veo sufrir y siento mucha lástima porque, además de la enfermedad, muchos viven en la pobreza.
P.- ¿Cree que desde los medios de comunicación se alimenta el morbo que gira en torno al albinismo? Brujería, asesinatos, imágenes impactantes de albinos negros.
R.- Es fundamental lograr la visibilidad, para concienciar, pero también es cierto que eso no siempre se traduce en ayuda. El sol es un reto para los albinos y se necesitan apoyos en muchas áreas: la educación, la salud, la política... Sobre la brujería y los abusos confío en que acaben ya. Queremos mirar hacia adelante.
Texto: María Saínz
Si quieres saber más:El País: "A los albinos les digo: soy como tu y llegué a diputada"
Agencia Fides: "El drama de los albinos africanos"
El País: "El peligro de ser albino en África"
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