En su informe de 86 páginas, titulado “Búsqueda de poder: la violencia política y la represión en Burundi", HRW documenta en detalle 23 asesinatos perpetrados tanto por el gobierno como por las fuerzas rebeldes entre enero y abril de este año.
Las Fuerzas de Liberación Nacional (FNL) incluso mataron a uno de sus propios miembros, Abraham Ngendakumana, y secustraron y torturaron a otro, Jean Baptiste Nsabimana, tras haber discrepado con las decisiones del grupo referidas al proceso de paz, denuncia el informe.
También señala que el partido gobernante detuvo a más de 120 personas vinculadas con los partidos de oposición entre junio de 2008 y abril de 2009, acusadas de “participar en reuniones ilegales, insultar al presidente e insultar a un magistrado”.
Las conversaciones de paz entre el partido gobernante, el Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia-Fuerzas para la Defensa de la Democracia (CNDD-FDD), y el FNL, único grupo rebelde que se mantiene activo, han hecho algunos progresos. El gobierno busca integrar a los insurgentes en varias instituciones oficiales.
El proceso de integración comenzó en 2006 después de que un acuerdo entre las dos partes fracasara cuando el gobierno rechazó las demandas del FNL de más poder en la nueva administración.
En mayo de 2008 fue firmado un cese del fuego, que sigue en vigencia.
Burundi tiene previsto realizar nuevas elecciones el año próximo. Un gobierno militar fue elegido en 2001 y reelegido en 2005. El informe de HRW expresa preocupación de que estos comicios provoquen más intimidación y violencia.
“El partido gobernante y los ex rebeldes del FNL se han mostrado dispuestos a cometer abusos para intimidar a sus rivales políticos y afirmar el poder”, dijo el director de HRW para África, Georgette Gagnon. “Por éste no es el camino ni para elecciones significativas ni para un futuro decente para el pueblo de Burundi”.
El fundador y presidente del opositor Movimiento para la Solidaridad y la Democracia, Alexis Sinduhije, y 37 simpatizantes fueron arrestados en la sede de esa fuerza política el 3 de noviembre de 2008. Los partidarios fueron liberados una semana después, pero Sinduhije permaneció detenido hasta el 12 de marzo pasado.
“Asesinato, arrestos y otras formas de represión han significado que los burundianos vivan con temor a las consecuencia de expresar sus opiniones políticas”, añadió. “Sus derechos estarán en riesgo mientras el partido de gobierno y el ex grupo rebelde no asuman las consecuencias de sus acciones”.
La violencia ha persistido incluso desde que terminó la guerra civil, de 15 años, entre el gobierno y varios grupos rebeldes, que dejó más de 200.000 muertos. Sin embargo, la crisis de Burundi ha sido eclipsada por los terribles conflictos civiles en la vecina República Democrática del Congo (RDC) y Ruanda.
En el RDC, millones de personas han muerto en un conflicto que todavía perdura. Ruanda fue escenario de uno de los peores genocidios en 1994, cuando miembros de la etnia mayoritaria hutu derrocaron al gobierno de la etnia tutsi. Más de 800.000 tutsis y hutus moderados murieron en 100 días.
La situación en Burundi precedió y reflejó la de sus vecinos. En 1993, un golpe liderado en su mayoría por funcionarios del ejército tutsi acabó con la vida a Melchior Ndadaye, el primer presidente hutu del país.
Burundi ha estado afectado por conflictos desde que obtuvo su independencia en 1961, cuando la minoría tutsi fue puesta en el poder sobre la mayoría hutu.
Sin embargo, después de que las elecciones en 2005 colocaron a un gobierno liderado por hutus, el FNL continuó la pelea, acusando de corrupta a la nueva administración.
Varias organizaciones africanas han asistido el proceso de paz, incluyendo a la recién creada Sociedad para la Paz en Burundi (PPB, por sus siglas en inglés), liderada por el presidente de Uganda, Yoweri Museveni.
“La mayor tarea del PPB en esta nueva fase es vigilar la consolidación del proceso de paz entre hoy y fines de este año”, dijo Dumisani Kumalo, miembro del equipo de mediación liderado por Sudáfrica, en conferencia de prensa el 27 de mayo.
Pero HRW sostuvo que los esfuerzos para proteger a la población no han sido suficientes, aunque reconoció que la promesa del FNL de “desarmarse y desmovilizarse” y la decisión del gobierno de registrar como partido político al grupo rebelde eran avances significativos.
Fuente: Costa Rica Hoy- Texto: Katie Mattern
Si quieres saber más: Burundi poner fin a la violencia política y represión
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