La población de Zimbabwe se enfrenta en 2009 a otro año difícil, a menos que se halle una solución política que frene el rápido deterioro de las condiciones socioeconómicas del país, mientras se arrastran las consecuencias de la epidemia de cólera.
Miles de zimbabuos se enfrentan a la muerte tras el brote de cólera que comenzó en agosto, mientras que casi la mitad de la población necesita desesperadamente ayuda alimentaria.
Los reiterados intentos de las autoridades zimbabuas de politizar la labor humanitaria y de ocultar por motivos políticos el alcance de los problemas que aquejan al país de África meridional están complicando la respuesta internacional a las múltiples crisis a las que se enfrenta el país, recordó la organización Amnistía Internacional. El brote de cólera que comenzó en agosto ha sacado a la luz el alcance del deterioro de los servicios de salud.
Oficialmente, han muerto más de 1.200 personas, aunque se han registrado cerca de 24.000 casos. Sin embargo, se cree que el número real de víctimas mortales es superior al registrado, debido principalmente a la falta de capacidad para documentar todos los casos.Solicitantes de asilo que acababan de llegar a Sudáfrica desde Zimbabwe relataron a Amnistía Internacional que, en algunos pueblos, se estaban registrando hasta 10 muertes. Se han cerrado varios de los principales hospitales, mientras que el personal médico y de enfermería que queda en los hospitales públicos ha estado en huelga durante largo tiempo por las deficientes condiciones laborales y la falta de medicamentos.
Según informes, los hospitales administrados por la Iglesia, que habían suministrado ayuda a muchas comunidades rurales, se encuentran también al borde del colapso.
El cólera es una enfermedad que se puede prevenir y curar. El brote actual lo desencadenó el caos en la gestión del agua y el sistema de saneamiento en las principales ciudades de Zimbabwe, entre ellas, la capital, Harare. Más de cinco millones de zimbabuos se enfrentan a una grave escasez de alimentos y dependen de la ayuda humanitaria internacional. Las personas que huían del hambre en las provincias de Masvingo y Matabeleland, entrevistadas en diciembre por Amnistía Internacional en la ciudad fronteriza sudafricana de Musina, contaron a la organización que muchas familias de zonas rurales estaban viviendo ahora a base de frutos silvestres.
El personal humanitario contó asimismo a Amnistía Internacional que la temporada agrícola 2008-2009 había sido un desastre para muchas familias que no pudieron conseguir semillas y fertilizantes. Es probable que en 2009 aumente el número de personas necesitadas de ayuda alimentaria. La combinación de inestabilidad política, el brote de cólera y la grave inseguridad alimentaria está empujando a miles de zimbabuenses a cruzar las fronteras con países vecinos. Según informes, sólo en la ciudad fronteriza de Musina se encuentran hasta 1.000 niños y niñas no acompañados. Entre las personas que huyen se encuentran también jóvenes de zonas rurales que temen un aumento de la violencia política si fracasa el acuerdo firmado el 15 de septiembre por los principales partidos políticos de Zimbabwe.
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