
Le llaman el "Ángel de Burundi", Marguerite Barankitze (conocida en su país como 'Maggy') y miembro de la étnia tutsi fue protagonista de una trágica historia en 1993, cuando tuvo que presenciar la muerte de un centenar de hutus y ser acusada de traidora por los suyos tras prestarles protección en el Obispado de Ruygi (Burundi) . Hija de una rica familia de terratenientes burundeses, podría estar disfrutando de una vida plácida en cualquier país europeo, pero optó por quedarse junto a sus compatriotas más desamparados, los niños, víctimas inocentes del conflicto entre hutus y tutsis.
Fue entonces cuando ante la masacre que invadía su país y sin tener a dónde ir recogió a siete niños que sobrevivieron a las matanzas y así comenzó su historia. Maggy se dedicó en cuerpo y alma a los niños, tanto tutsis como hutus, niños huérfanos, enfermos de sida y disminuidos psíquicos con la idea de hacer posible de nuevo la convivencia interétnica, y en cuatro años tenía a su cargo a 4.000 niños desamparados y que buscaban protección.
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Su labor ha obtenido amplio reconocimiento internacional. En 1998 recibió el Premio a los Derechos Humanos de manos del Gobierno francés, en el marco del 50 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En 2000, recogió el Premio Norte-Sur, que otorga el Consejo de Europa a personalidades destacadas en la defensa de la democracia y los derechos humanos. En 2003 fue galardonada con el II Premio Juan María Bandrés a la defensa del derecho de asilo, concedido por la Comisión Española de Ayuda al Refugiados (CEAR) y la Fundación CEAR, y en 2005 ACNUR le concedió el Premio Nansen para los Refugiados.
Si quereis conocer más sobre la historia de "Maggy" entrar en el blog: En Clave de África
Si quereis saber más sobre el Genocidio de Ruanda
* Foto de ACNUR
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